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Harry

Había regresado al departamento con Teddy y los únicos despiertos eran los gemelos los cuales tenían una resaca de lo linda, luego se despertaron Hermione y Ron que también tenían un dolor de cabeza horrible, hice el desayuno hablamos un rato y luego se fueron.

Era lunes y el bebé volvió a estornudar y tenia fiebre así que aparecí en la casa de la mamá de Thonk y ella me dijo que se había resfriado, me sentía tan culpable Severus tenia razón pero dijo que estaba bien al ver mi cara de preocupación, así que me despedí de ella bese la frente de Edward y me fui, Fred estaba follando con George en el sofá. Grite y me tape los ojos.

-¡Follan como conejos pedazos de idiotas!- oí que se rieron, no me quite los las manos de mis ojos.

-Esto es parte de la venganza- dijo uno de ellos.

Le saque el dedo medio sin abrir mis ojos y me di la vuelta para subir las escaleras pero como no veía nada tropecé con el jarrón que nos había regalado la señora Weasley, así que los abrí pero sólo mire al piso.

-Reparo- el jarrón volvía a estar intacto y en la mesa, el reloj de la pared marcaba las 5:30 así que subí a mi habitación y me di una ducha.

Había dejado que Severus viera mis recuerdos porque no sabia que decir, estaba tan nervioso que eso fue lo único que se me ocurrió pero el lo tomo bien aunque me di cuenta de que él no era consciente de que su recuerdo de masturbación se había ido con los otros.

Salí de la ducha y entre a mi habitación, no me fije en la ropa y zapatos que me puse, el reloj de mi pared marcaba las 6:10 así que baje las escaleras para prepararme un sándwich, los gemelos estaban sentados leyendo unos papeles, negocios supongo.

-Emm Harry- me llamo Fred.

-¿Si?

-Estábamos pensando en crear una linea de muñecos Harry y queríamos que nos des tu autorización- dijo George.

Era la primera vez que me pedían algo así, los gemelos son unos excelentes inventores, desde su comienzo con caramelos vomitivos, de fiebre y el longuilinguo (el cual era uno de mis favoritos) hasta hace poco con las snitch sorpresa, creada para hacer travesuras.

-Sí- ambos sonrieron- pero no me pongan cosas raras.

-Define cosas raras Harry- dijo George.

-No lo sé, no hagan que mi muñeco se ponga a bailar ballet, lo demás lo dejo a ustedes y quiero uno cuando lo terminen.

-De acuerdo- dijo Fred dándole una mirada cómplice a su hermano.

No les preste atención y fui a la cocina, mermelada, un pan y listo, un mini sándwich y comencé a comer.

-¡Harry ya son las 6:30!- casi me atraganto.

Salí rápido del apartamento sin despedirme de los gemelos, cuando termine de bajar las escaleras y salí a la calle, vi a Snape, se encontraba parado en el sitio de siempre y con el ceño fruncido.

-Lo siento Sev- me encantaba decirle así- estaba comiendo y no me fije en la hora.

-Igual llega tarde se merece un castigo- su entrecejo estaba fruncido pero no se veía para nada enojado.

Me acerque a él y y puse mi mano en su pecho.

-¿Si?- acerque mis labios a su oído- ¿cómo cual?

Me aleje para ver su rostro y ahora estaba sonriendo.

Snape

Esperaba que dijera eso, agarre su mano y subí corriendo las escaleras, abrí la puerta entramos y lo tire al sofá, sin más me puse encima de él y lo comencé a besar, a devorar su boca quería sentir sus labios carnosos contra los mios una vez más, mordi su labio inferior para que abriera la boca y cuando lo hizo metí mi lengua. No sabia que era mejor si tenerlo agarrado de la cintura pegándolo a mi para que sintiera mi erección o recorrer con mi lengua su boca. ¡Maldito oxigeno! Me separe de él.

-Tienes un sabor a mermelada- dije entre jadeos, sus mejillas tenían un bonito color carmesí.

-E-es que comí un- no lo deje terminar volví a besarlo- Sev-Dijo entre el beso, me separe un momento.

-Tu madre me llamaba Sev.

Harry

Algo se rompió en mi, no quería que viera a mi madre mientras me besaba y por muy egoísta y mal que suene no quería que recordara a mi madre en lo absoluto, se que fue su primer amor y su única amiga, fue su todo pero aun así me sentía mal.

-¿C-cuando m-me besas t-e recuerdo a ella?- las palabras se me entrecortaban y un nudo se formo en mi garganta.

-No- sonrió- no Harry, podrás tener sus ojos pero tu eres tu y ella es ella, son muy diferentes por ejemplo tu eres hombre, tu eres valiente y con eso no quiero decir que ella no lo fuera, el punto es que tu eres diferente.

-¿En el sentido bueno?- asintió- ¿pero cuando te llamo Sev te acuerdas de ella?

-No- negó rápidamente- yo ya no la amo Harry, la deje de amar el día en que naciste.

-Pero fuiste con Dumbledore suplicando que la salvara, no a mi sino a ella.

-Porque fui mi primer y única amiga, no pensé con claridad cuando dije esas palabras- acuno mi cara en sus manos- pero me enamore de ti en el primer momento en que llegaste a Hogwarts es solo que no me había dado cuenta sino mucho tiempo después.

Lo besé nuevamente y cuando estábamos a punto de profundizar el beso tocaron la puerta él lo ignoró pero los golpes se escuchaban mucho más fuertes, Severus gruño y se separó de mi y se dirigió a la puerta, me senté y acomode mis gafas y mi pelo. Respira Harry, trata de parecer casual.

-¿Draco?- la voz de Snape sonó preocupada así que me voltee para verlo y como él había mencionado Draco Malfoy se encontraba en la puerta, se tocaba el estomago y estaba inclinado, supongo que dolorido- ¿Qué te paso?

Paso su brazo sobre su hombro y lo puso en el sofá frente a mi, tenia moretones en su rostro, arañazos y su ojo derecho estaba hinchado, Snape comenzó a susurrarle hechizos sanadores y Draco me miraba sorprendido tal vez preguntándose que hacia aquí, después de unos minutos Snape se sentó junto a mi.

-Dime Draco ¿qué te pasó?- Draco trago fuerte y me miro, Severus se percató de eso- él puede escuchar.

-Mortifagos, los que aun le son fiel a Voldemort nos atacaron a mis padres y a mi- trago fuerte- dijeron que habíamos huido de la batalla, que eramos unos cobardes y traidores.

-¿Dónde están tus padres Draco?

-Están bien padrino, están muy heridos pero logre aparecernos en San Mungo.

-¿Por qué no te quedaste allí?

-Ellos me quieres a mi, no a mis padres- Draco hizo una mueca de dolor- dicen que si yo hubiera muerto el señor tenebroso habría vencido.

-Bien, pues ahora estás muy herido así que te daré una poción, curare tus heridas y dormiras- este asintió.

-Bueno y-yo me iré- le dije a Severus, él se acerco a mi y susurro en mi oído.

-No, lo llevaré al cuarto y continuaremos lo que estábamos haciendo- negué.

Me pare del sofá y me encamine a la puerta.

-Que te mejores Draco- este asintió viendome extraño- hasta mañana profesor.

Severus fruncio el ceño y no me respondió, sonrei y salí de allí.

Mocoso IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora