Snape
Harry se removía junto a mi, me senté en la cama dando un bostezo y mire el reloj, 3:30 de la madrugada, hoy era navidad le tenia una sorpresa a Harry y a Nagini según me había comentado mi chico la serpiente le emocionaba esto de las fiestas navideñas a mi por otro lado no me gustaban tanto ya que la mayoría de esas navidades las pase solo.
- No tengo hogar James -mire a mi chico, no había hablado en sueños desde esa pesadilla en donde su padre y su padrino me humillaban cerca del lago- ¿por qué dices eso? Severus me ama -lágrimas comenzaron a correr por su rostro y me comencé a alarmar- sé que no tengo hogar Sirius lo sé y no lo llames quejicus.
- Harry amor -acaricie su mejilla con lentitud- despierta.
- No tengo hogar, no tengo hogar -ahora lloraba con más intensidad, algo se rompió en mi,¿ cómo una persona tan maravillosa cómo él puede sufrir tanto? Lo agarre de los hombro y lo comencé a sacudir, sus hermosos ojos se abrieron de golpe para dar a ver sus lindas esferas verdes llorosas- ¿S-Sev?
Envolvió sus manos en mi cuello y enterró su cara en el, aun seguía llorando pues sentía como sus lágrimas caían empapándome, nadie nunca le había dado la seguridad de saber que estaba en un lugar en donde lo amaban sabia que por eso no creía en donde estaba su hogar y que no tenia uno pero le demostraría que estaba equivocado.
- Sé lo que te preocupa amor -susurré en su oído y Harry se aportó para mirarme- y quiero que sepas una cosa, el hogar no es un lugar o sitio en donde puedas estar, el hogar es donde te sientas cómodo y feliz siempre, en donde te sientas a gusto y muy bien, que por nada del mundo te quieras ir ¿sabes cual es mi hogar? -negó con la cabeza- tú, tu eres mi hogar Harry porque sin importar en donde estemos si estoy contigo soy feliz y me siento bien.
Su boca se curvo dando a mostrar una sonrisa sincera y cálida, uní mis labios con los suyos sintiendo el sabor salado de sus lágrimas, lo aparte y bese cada parte de su rostro.
- Te amo tanto Severus -susurro algo en parcel y su sonrisa se agrandó- Nagini no esta Sev.
Puso sus manos en mi pecho y comenzo a bajarme lentamente hasta acostarme, nunca lo dejaba tener el control y hoy era su oportunidad, su labios se posaron en mi cuello, agarre su cintura y lo atraje más a mi sintiéndolo.
- No sé si ya te lo había dicho pero -saco mi camisa y mordisqueo mi clavícula haciéndome soltar un gemido- me encanta tu linda longitud, tu eres pequeño -apreté más mi pelvis con la suya y relaje mi respiración para volver hablar-, no se puede decir lo mismo de tu miembro.
Su labios recorrieron mi pecho dejando una que otra lamida sobre mis pezones, los cuales se pusieron duros en cuestión de segundos, su lengua fue bajando por la hilera de vello en mi estomago hasta llegar a la liga de mis pantalones de pijama, mire como la agarraba y tiraba de ella junto con mi ropa interior, él no tardo en desvestirse eso me encantaba de Harry era tan desesperado, bajo su cara a mi vientre y halo mi vello púbico haciendo que soltara un quejido.
- Me gusta que no te afeites aquí -volvió a halar, agarre su pelo y jale de el para que me mirara.
- Eso duele Harry -sonrió maliciosamente y se encogió de hombros.
Solté su cabello y levante una ceja agarre mi varita y le puse orejas de gato, él las toco con sus ojos agrandados, sorprendido, eso le enseñara a ser indiferente conmigo, rodó los ojos y su mano se dirigía a mi ya hinchado pene, sobandolo dándole pequeñas palmadas y apretándolo haciéndole soltara gruñidos.
- No me gruñas -dijo comenzando a masturbarme-, gime para mi no eres perro.
Mientras su mano en mi miembro subía y bajaba la otra apretaba mi muslo clavando sus garras, tal vez otros bastardos tenían aquella figura de mi Harry con eso lindos trajes pervertidos pero no lo tenían a él, no tenían a ese pequeño chico y nunca escucharían los gemidos que yo le provocaba porque nunca lo dejaría ir. Incline más mi cabeza hacia atrás cuando sentí su boca cerrarse en mi glande y succionar de el, su lengua bajar mi tronco hasta llegar a mis testículos y meterlos por completo en su boca, apreté las sábanas mordiendo mi labio superior esa era una zona delicada y para ser un completo inexperto él sabia hacer su trabajo, lamiendo con cuidado y masturbando mi miembro con rapidez, con una última lamida los saco y se posicionó encima de mi. Sus mejillas roja hacían juego con sus orejas.
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Mocoso Idiota
أدب الهواةLa guerra trajo consecuencias severas, como dejar la puerta del amor abierta de par en par, crear vínculos en las personas menos esperadas y dejar lo que tu-sabes-quien nunca tuvo "amor"