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Snape

Amaba a Harry, esa semana sin él fue horrible, no sabia que hacer me evitaba y suponía lo peor pensé que no me creería pero ahora volvía a estar junto a mi y las vacaciones ya habían llegado le propuse que se fuera a vivir conmigo y para mi suerte dijo que sí, los gemelos ahora tenían a un lindo bebé pelirrojo llamado Fred en honor a su padre el cual vivió, Harry estaba maravillado con él incluso lloro cuando lo vio eso me resulto tierno.

Ya era el cumpleaños de Harry y los Malfoy ofrecieron su hogar para hacer la fiesta, habían decorado los jardines hermosos y Harry luchaba por abrocharse la camisa ya que por comer muchos dulces había engordado un poco, al igual que Draco, y yo me enfermaba por rato, vomitaba, se me inchaban los pies y dolores de cabeza. Los Weasley llegaron y con ellos los Lovegood, Longbotton y otros estudiantes de Hogwarts amigos de Harry, quienes habían aceptado muy bien nuestra relación, por supuesto el profeta hizo un escandalo sobre eso pero no me importaba en lo absoluto. McGonagall se acercaba a mi con su pareja Trelawney ¿quien lo pensaría? Nuestra directora con la profesora de adivinación, al parecer le gustaban las pasas viejas.

— Severus —me dio un abrazo el cual correspondi— ¿cómo está?

— Perfecto profesora ¿y ustedes? —las señale a ambas.

— Perfectas, magnifica fiesta, claro que ya eso lo había predicho —dijo la adivina y yo le sonreí forzadamente. Estúpida.

— Gracias, si me disculpan tengo que buscar a mi pareja.

Ellas asintieron y me encamine para buscar a Harry el cual no estaba tan lejos sino en la barra de comida con Draco, Ron y Hermione, me acerque y lo abrace de la cintura, tenia una propuesta que hacerle.

— Cariño creo que deberíamos agradecerles a todos por venir, vamos a la pista.

— De acuershdo —dijo con la boca llena Sonreí y nos guíe a la carpa en donde estaba la mayoría de la gente. Apunto su varita a su cuello— sonorus ¡gracias a todos por haber venido a mi fiesta! De verdad les agradezco que en este día tan especial estén aquí conmigo.

Los aplausos no se hicieron esperar y él esperó que todo quedará en silencio para volver hablar.

— No saben lo importante que es para mi que compartan hoy conmigo, esto no solo es para celebrar mi cumpleaños sino también nuestra graduación de Hogwarts gracias y sobretodo a mi Severus y a los Malfoy por prestar su mansión ¡que vivan los recién casados! —bajo su varita y les sonrió, todos aplaudieron de nuevo.

— Tengo un anuncio importante que hacerles —el silencio se volvió hacer presente y tanto la multitud como Harry me miraban extrañados, saque el pequeño estuche de mi bolsillo y me arrodille frente a Harry, lo abrí dando a ver el anillo con la joya de diamante— Harry James Potter ¿te casarías conmigo?

Sus ojos se iluminaron y lágrimas salieron de sus ojos, asintió repetidas veces y yo me pare para abrazarlo, los aplausos de nuevo pero más vivos y alegres, silbidos y gritos de felicidad para nosotros, me separe y le puse la argolla, uní mis labios con los suyos. Una risa irónica y vagamente familiar hizo que me separara de él y buscará entre la multitud.

— Que hermoso —Ginny se acercaba a nosotros aplaudiendo, era la única— Severus Snape pidiéndole matrimonio a su enemigo Harry Potter, los dos homosexuales más codiciados del momento.

Tenia un aspecto terrible me recordaba a Bellatrix pero pelirroja y detrás de ella un chico  de cabello marrón ex-alumno de Hogwarts recuerdo haberle dado clases. Eran los únicos no había otro mortifago.

— Vine a entregarla —dijo su acompañante— al principio estuvo bajo la maldición Imperius pero era consciente cuando mató a la serpiente.

— ¿Qué dijiste? —Ginny se veía sorprendida y por un momento le apuntó a Lucius— Avada —mi corazón dejo de latir, sonrió y apuntó a su acompañante— Avada Kedavra.

Un rayo de luz verde impacto al chico en su pecho y su cuerpo inerte cayo al suelo y luego se giro y me miró con odio, ahora me apuntaba a mi sentí la mano de Harry apretar mi brazo.

— Ahora tu —temí mi fin pero me puse enfrente de Harry de igual manera— avada.

— ¡Petrificus totalus! —Arthur le había lanzado el hechizo a su hija quien cayo al piso junto a su compañero muerto. Respire aliviado.

— Severus —Harry me estaba lastimando, lo mire, se agarraba el estomago— me duele Sev, me duele.

Me asuste, cerca de mi una persona grito cuando me di la vuelta pude ver que era Draco quien sostenía a su padre y al igual que Harry se tocaba la barriga y estaba inclinado.

— Lucius esto no se ve bien hay que llevarlos a San Mungo —pase un brazo por las piernas de Harry y lo alce, Lucius asintió me acerque a él quien también cargaba a Draco, unimos hombros y nos aparecimos en el hospital.

— Tal vez es algo que comieron y les cayo mal —dijo el rubio pero nuestros chicos ahora gritaban más fuerte, entramos por las puertas y como si nos estuvieran esperando ya tenían camillas listas y los medimagos nos atendieron.

Fuimos a una habitación con ellos, estos les lanzaban hechizos de diagnósticos a los chicos mientras Lucius y yo nos manteníamos a cierta distancia para no molestar pero no muy lejos, tenia los nervios de punta no sabia que le pasaba.

— Están en perfectas condiciones pero hay que sacarlos rápido —escuche decir al hombre que examinaba a mi Harry me acerque a él.

— ¿Qué quiere decir con sacarlos rápidos?

— Ellos están en proceso de parto —me dijo el hombre de un ojo color verde y el otro marrón claro. Mi corazón se paro y me quede paralizado, no podía moverme.

Los medimagos hablaban pero yo no escuchaba, no podía creerlo ¿iba a ser papá? Me gire para ver a Lucius el cual también tenía una expresión de asombro.

— ¿No lo sabían? —nos preguntó otro hombre y nosotros solo nos limitamos a negar con la cabeza— ¿han sentido mareos, tenido vomito, un apetito voraz o dolor de cabeza o sus parejas han estado insoportables o muy cariñosas?

— S-sí —dijimos ambos al unisono.

— Las parejas de los o las embarazadas acostumbran a sentir los síntomas del embarazo, sobretodo cuando la pareja es de hombres pero la mayoría de las veces no saben porque, lo relaciones a que están enfermos —ahora todo tenía sentido para mi, las jaquecas, el vomito, esa semana en que Harry me dejo de hablar y la otra en la que no se despegaba de mi ¡iba a ser papá! — parecen tener siete meses y medio, ambos.

— En diciembre —susurro Lucius y recordé, el día de Navidad tanto ellos como nosotros habíamos tenido relaciones sexuales esa mañana y yo no me había protegido. Los llantos de un bebé me sacaron de mis pensamientos.

Un lindo bebé de cabello platinado con sangre salia de la habitación junto con Lucius. Y sonó otro llanto que hizo que un escalofrío recorriera mi interior y los nervios y la felicidad me inundaran, vi a mi pequeño bebé a mi hijo. Nuestro hijo.

No estaban paranoicas :3

Mocoso IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora