PESADILLA

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| CAPÍTULO III | 

Al fin había terminado de empacar todo lo necesario para vivir con Harry. 

La futura mamá estaba totalmente emocionada, se movía de aquí para allá agitando su varita; preparando lo indispensable y dejando el mundo muggle para siempre. Su bebé tendría sangre mágica corriendo por sus venas, sin importar el estatus de esta, no lo privaría del maravilloso mundo al que pertenecía; mucho menos cuando ella había contribuido en la lucha para hacer de este un lugar mejor.

Percy le había hecho el favor de ayudarle con el traslado y al concluir se dirigieron a la madriguera...

Hacía muchísimo tiempo que no visitaba a todos los Weasley... creía que la odiaban por no continuar la relación con Ron, por el contrario, Percy le hizo ver lo equivocada que estaba. Quizá Ron pudo haber estado resentido, el mal de amores es algo que no se va tan fácilmente... pero Hermione había sido una más al igual que Harry; y en la madriguera no se le cierran las puertas a nadie. Todos la extrañaban y estaban preocupados por ella, no podía seguir evitándolos...

—¿Estás lista para entrar?

Hermione estaba sumida en sus pensamientos y en su ansiedad, estaba inquieta por darles la noticia. Parpadeó repetidas veces y le sonrió al pelirrojo.

—¡Sí!

Ambos entraron a la casa. Al abrir la puerta una pequeña explosión la sorprendió y destellaron fuegos artificiales mágicos que formaron las palabras: "Bienvenida otra vez, Herms."

Volteando hacia todos lados, sólo pudo observas cabezas pelirrojas y la sonrisa de sus amigos de Hogwarts.

—¡Querida, bienvenida a casa!

La matriarca de los Weasley la acaparó por completo, le dio un amoroso abrazo que la dejó sin aliento y llenó su rostro de besos.

Luna y Ginny se unieron al abrazo. Posteriormente saludó al resto de los invitados, todos habían sido muy puntuales... le sorprendía ver tal cantidad de gente ahí, después de todo había permanecido en el Londres muggle por dos años; pero si algo podía jurar era que la lealtad y la amistad de todas estas personas era verdadera.

—Preparamos muchas cosas que te encantarán. —Le dijo Luna con sus enormes ojos soñadores y una sonrisa en sus labios.

—En cuanto Harry nos contó no lo dudamos. —Le dijo la pelirroja contenta por haber recuperado a su mejor amiga.

La castaña buscó al novio de esta y levantó ambas cejas al chocar las miradas... Harry y Ginny eran muy predecibles, no obstante confiaba en que él guardaría su otro secreto y todos los que en el futuro le relataría.

El sonido de una aparición fuera de la casa les informó que otro invitado acababa de llegar. Neville, quien estaba próximo a la entrada se apresuró a abrir. Para su mala suerte, lo primero que observó fue una extensa y terrorífica (al menos para él) capa negra.

—¡Severus! - Exclamó Harry.

Hermione palideció. ¿Por qué estaba ahí?

El hechicero no se hizo esperar... ignorando olímpicamente a Neville entró a la madriguera. Detrás de él venía Minerva McGonagall, ahora directora de Hogwarts. Todos menos Neville y la festejada parecieron no tener problemas con su presencia.

—¿Aún te aterroriza el profesor?- Preguntó la chica.

—Sé que no es como yo creía y yo he cambiado... ya no soy un cobarde; pero hay veces en las que simplemente me impone mucho, no sé si sea miedo o respeto. —Neville comenzó a reír y contagió de ello a Hermione.

Decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora