SUEÑO PROFUNDO

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| CAPÍTULO X |

En cuanto Granger salió del estudio no pudo evitar que una leve sonrisa se formara en su rostro. La chica parecía sincera pero no podía tolerar semejante burla por parte de la muchacha; sabía que era mala idea que se tomara tantas libertades y aun así se atrevió a decirle que sentía una estúpida atracción hacia él o que al menos la sintió en algún momento. ¡Irónico!

La razón de su sonrisa era evidente: Le divertía torturar a esa chiquilla.

No es como si no se hubiese dado cuenta antes... La castaña es un libro abierto ante sus ojos.

Recogió sus pertenencias y las acomodó en la estantería que ocupaba para impartir sus tutorías. Resguardó su varita entre sus ropas y salió del lugar. No quería toparse ni a Potter ni a Granger pese a que sabía que la castaña no iba a dirigirle la palabra jamás puesto que su orgullo eclipsaría los supuestos sentimientos de la chica. A Snape le parecía hilarante.

¡Debería dejar de burlarse de ella!

Se reprendió mentalmente así mismo, es una pobre mujer con una mala fortuna. Y quizá él fue el culpable de formarle el carácter gracias a su hostigamiento durante la cúspide de su infancia y el desarrollo de su adolescencia.

Severus Snape era un oscuro hombre que se aprovechaba de su condición como profesor para atemorizar a esos incompetentes, sobre todo, disfrutaba de provocar miedo al afamado trío y a Neville Longbottom pues creía en lo más profundo de su ser que si el señor tenebroso lo hubiese adjudicado a él como el elegido, Lily Evans viviría... al igual que James, quizá hubiesen formado una familia hermosa que haría de su vida cada vez más miserable.

No le quedaba de otra más que proteger a Potter.

Gastó toda su tarde pensando en ello.

Llegó la mañana. Harry le sonreía, le había preparado el desayuno y se encontraba sonriente... ajeno a la incomodidad de Granger y tan acostumbrado a su indiferencia. El chico sabía que le apreciaba, no necesitaba recordárselo con más gestos o acciones. Potter trabajaba como Auror y aun así era un excelente anfitrión para ellos. No permitía que Hermione moviera ni un solo dedo o gastara un poco de magia para algo insignificante como mantener la casa limpia. Kreacher toleraba a su amo provisional aunque jamás aceptó al traidor de Sirius... Pero debía hacerlo.

—Sirius se quedará con nosotros por un tiempo. —Harry rompió el silencio.

¡Ahí estaba! Lo supo desde el momento en que puso en pie dentro de esa casona. Tendría que tolerar a Sirius en cualquier momento. Aunque sólo los miembros de la orden sabían que había logrado evadir el maleficio asesino... sería difícil para él aparecer públicamente, por el contrario no sería muy complicado lograr limpiar su nombre.

—Lamento no haber prestado atención a algo tan importante Harry.

—No es tu culpa Herms. —Le tranquilizó. —¿No te molesta, Severus?

Se dirigió al mayor sin ganas de escuchar su respuesta. De verdad le tenía un gran cariño al hombre y no quería que este se fuera. Los momentos que lo tenía en el mismo techo que él dándole la oportunidad de regresarle un poco de lo que hizo... eran muy valiosos.

—No. —Creyó que sería su única respuesta, sin embargo, prosiguió. —Estoy aquí con un propósito... vigilar que la señorita Granger tenga una buena evolución e instruirla... a Black no debería importarle nada de ello.

—Mi padrino ya está al tanto. Está totalmente de acuerdo.

Hermione bajó la mirada. Así que Snape no se iría a pesar de que la insultó.

Decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora