Eres rara.

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_____ POV.

-¿Nunca te pasó qué te daban ganas de hacer que explote todo tu cerebro? -Hace una semana dí mi primer beso, con él. Y últimamente no dejaba de preguntarme aquello, honestamente es como si se arrepintiera de lo que sucedió.

-No, Deidara. -Fruncí el ceño.

-Tranq... -Lo interrumpí.

-¿Sabes? Si tú tienes ganas de explotarte el cerebro, hazlo. Si te arrepientes de lo que sucedió una semana atrás, que mal por tí. -Me dí media vuelta con la finalidad de que él me pida disculpas.

-¿Qué sucedió hace una semana atrás? -Preguntó con un tono indiferente. Fue la gota que derramó el vaso y para no romperle toda la columna vertebral decidí marcharme de su habitación.

Estúpido Deidara, estúpido beso, estúpido día, estúpida yo.
Me dirigía a regañadientes hacia la habitación que comparto con Itachi, deseando poder estar sola, sin embargo él se encontraba ahí.

-¡Por Jashin-sama! Ni privacidad se puede tener. -Dije notablemente fastidiada.

-¡Bien, _____, apoya al Jashinismo! -Gritó Hidan del otro lado de la pared.

-¡Tú cállate imbécil! -Fui a pegarle puños a la pared con la intención de que a Hidan se le machacaran los oídos, y tal como lo supuse, tenía su oreja pegada a la pared.

-Joder, Itachi, es hora de que le des sexo a esa fiera suelta. -Reclamó el infeliz. -O mejor, déjame eso a mí. -Estaba a punto de atravesar la pared y darle sus buenos golpes, pero al fin y al cabo tenía que acostumbrarme a su gran estupidez. Al darme media vuelta me encontré con un Itachi con ceño fruncido y brazos cruzados. Se lo veía más serio de lo habitual y miraba fijamente a la pared con su sharingan.

-¿Pasa algo, Itachi? -Pregunté, como si no supiera nada de lo que estaba pasando. Era obvio que él no sabía ocultar sus celos, para nada.

-¿Te gusta Hidan? -Se iba acercando a paso lento y su mirada haría estremecer a cualquiera.

-Oh, claro que no. -Era la verdad, pero no negaría con que era muy guapo.

-Así que te parece guapo. -Joder, cierto que es un maldito que le gusta espiar pensamientos ajenos. -Y encima te parezco un maldito invade privacidad. Excelente _____, excelente.

-Itachi, si dejaras de leer mis pensamientos esto no pasaría. -Y vaya que era demasiado lindo cuando se molestaba.

-Gracias por lo de lindo, tú también lo eres. -Sentía un ardor en mis mejillas y el calor inundaba mi cuerpo. Él se iba acercando a paso lento hasta quedar unos centímetros cerca mío, era muy alto por lo cual tuvo que agacharse un poco para que su rostro esté frente al mío. -Pero ciertamente me gustaría que lo digas en vez de pensarlo. Adelante, no tengas vergüenza. -No sabía si decirlo o no, o qué pasaría si se lo dijera. ¿Se iba a burlar? -No, _____, no me burlaré. -Me regaló una media sonrisa la cual me dió bastante confianza. Suspiré y comencé a hablar, o mejor dicho, tartamudear.

-Etto, eres lindo... -Y ahí fue como la gran _____ Abad, la sobreviviente de una de las más grandes masacres, perteneciente al clan más poderoso de la historia, temida por las cinco grandes potencias, la peliverde sin sentimientos, perdió su dignidad. Él se acercó aún mucho más a mi rostro y cortó la pequeña distancia con un beso, de esos que son cortos pero dejan sin aire. Cuando nos separamos, él ya había desactivado su sharingan y me miraba con sus característicos ojos negros, que al verlos es como si te contasen una historia detalladamente.

-Sabes... Eres rara. -Dijo sonriendo.

Somebody. || Akatsuki Y Tú || ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora