Buscar, desear y amar.

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Dos meses después.

Itachi POV.

¿Qué haré?

La necesito. Necesito su risa, su voz, sus abrazos. La necesito a ella.

Si tan sólo se hubiese quedado, tantas veces que pude haberle dicho que la amaba. ¿Cómo seguir adelante?
Su perfume, su carácter.
Madre... Si tan sólo la hubieses conocido, seguro me regañarías por no haberla cuidado como debía.
Padre, seguro que de dónde me observas ya no debes decir "ese es mi chico".
Sasuke... ¿cómo estarás?
_____, te amo.

Iba caminando junto a Hidan, me lo había cruzado en la cascada donde _____ pasaba su mayor parte del tiempo.

-Nueve meses... Cómo pasa el tiempo, ¿no? -Él asintió, sin formular ni una palabra. -Me la imagino un poco más alta y delgada, ya que habrá pasado hambre. -Dije apenado, si ella pasó hambre, frío, sed, jamás me lo podría perdonar.

-Ella debe estar bien, Itachi. No es una inútil y sabe como sobrevivir. -Dijo serio, jamás lo había visto de aquella manera. -Lo siento, son los nervios.

-Yo sé que la encontraremos, y cuando lo hagamos ella se alegrará. -Me miró y sonrió de lado junto a una mueca de tristeza.

-Siempre me culpo, porque a pesar de tantas cosas ella nos cuidó, nos quiso como nunca nadie lo hará.

-Hidan, ella todavía debe de querernos. -Me sentía mal, quizás estaba encerrado en mi cuento de hadas, de esos en que por más de que hayas lastimado a una persona, igual te volverá a aceptar con los brazos abiertos. Sin embargo, Hidan era más realista ante la situación, quien no quería aceptar la realidad era yo.

-La amamos. -Murmuró. -Y ella nos ama. -Dijo esto último firme, con la voz en alto, devolviéndome esperanzas de que ella volverá.

-Tienes razón.

Caminamos, y caminamos. No hubo pista alguna, como si ella ya no estuviera aquí.

-Itachi, creo que es mejor volver. Ella ya no volverá. -Posicionó su mano en mi hombro. -Ya eligió su camino.

-¡Me dijiste que volverá, me lo afirmaste Hidan!

-Vamos, yo varias veces advertí que amar sólo traería problemas. Mírate, desperdiciando lágrimas por alguien que jamás volverá. -Era una paradoja, ya que él también tenía el rostro cubierto en lágrimas. -¡La amo! Pero amar es destruir, y ser amado es ser destruido.

-La quiero, aquí, ahora y conmigo. -Dije decidido. -Podrá costarme días, semanas, meses, años... Pero la volveré a tener junto a mí, con sus manos alrededor de mi nuca y su cabeza apoyada en mi pecho.

-Yo mejor tomaré otro camino, la necesito, necesito su perdón. -Susurró apenas audible. -Itachi, suerte... -Hizo un ademán de manos, despidiéndose.

Sólo se trataba de buscar, desear y amar.

Somebody. || Akatsuki Y Tú || ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora