Ya estoy aquí, deja de llorar.

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Itachi POV.

La busqué en todas partes, pero no la encontré. ¿Se habrá marchado? Después de todo, ella permanecía aquí por la voluntad de Hiko.
¿Se fue odiandonos? Quizás, no pudimos proteger a un integrante, a un camarada. ¿Hasta aquí aguantó?

Dicen que cuando quieres mucho a alguien y se marcha, quedas destrozado.

Lo lamento tanto _____, lamento no haberlo protegido.

Su sonrisa, sus besos, sus abrazos. Su tristeza, su culpabilidad, sus llantos. Su odio, su pesimismo, su venganza. Su alma. Toda ella se marchó, y quizás para nunca más volver.
Como deseo que vuelvas, pero es imposible. Tú ya tienes tu meta, y el obligarte a estar aquí sería algo muy egoísta.

Pero... ¿si deseo que mi nueva meta seas tú, y sólo tú?

Corrí desesperadamente por un largo y oscuro pasillo, al final se encontraba una tenue luz de una tonalidad celeste, pero mientras más intentaba alcanzarla, más se alejaba. Paré en seco y en un parpadeo esa luz quedó atrás y frente a mí estaba ella... No. No es aquella chica que yo conozco, esta era una niña, una niña que lloraba desconsoladamente. Decidí acercarme y me encontré con una escena muy similar a la que una vez viví.

Gente inocente muerta. Si, se parecía demasiado al clan que asesiné con mis propias manos, mi clan.

Aunque quisiera brindarle un abrazo, todo mi cuerpo traspasaba el suyo y parecía que no notaba mi presencia.
De nuevo decidí caminar. Caminaba y caminaba, y esta vez se reflejaba una luz asemejada al dorado. De lejos se lograba distinguir algo parecido a un parque, lleno de árboles y flores por todos lados y al acercarme más, pude ver a una mujer de pelo verde y ojos amarillos con un bebé en sus brazos. La felicidad que emanaban sus ojos no tenía precio, y en cada caricia o beso que le daba a su preciado bebé se podía notar que dejaba una huella de amor puro. A su lado estaba un hombre, pero era como si yo solo pudiera verlo y sonreía orgulloso al ver al pequeño ser.

Contemplé un rato más la escena y me marché. Luego, había una puerta color violeta con letras blancas que decían "si la mentira te gusta, no me abras" sin prestarle tanta atención, la abrí. En su interior estaba yo junto a una familia, habían dos nenes corriendo alrededor de la sala mientras una mujer se encontraba en su parecer, en la cocina. Tarareaba una alegre canción y mi otro yo caminó hacia ella. Era una mujer de mediana estatura, delgada pero con curvas. Tenía su cabello atado mientras cocinaba, pero no era la mujer que yo deseaba, no era ella. Esos niños no eran mis hijos. Ellos no eran mi familia.

¿Dónde habrás ido? Creía hacerte feliz.

Te... quiero. Si, ¡era eso! Te quiero. Te quiero y... Te quiero. Te quiero _____, te quiero. Vuelve, por favor.

Apreté fuerte mis ojos y cuando los abrí, frente a mí se encontraba ella. Sonriendo forzadamente, como siempre. Esa sonrisa tan falsa intentando ocultar su dolor. Ya no más, la haría feliz. Porque... te quiero.
-Despierta, Itachi. -Me susurró e hice caso omiso.

Ahí estaba ella, la real. Mirándome con sus ojos llenos de pena e hinchados de tanto llorar. Su mano jugaba con mi pelo, mientras que con la otra se iba secando las lágrimas.

-Ya estoy aquí. -Susurré. -Deja de llorar. -Ella sólo asintió.

Somebody. || Akatsuki Y Tú || ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora