Iba caminando por las calles de la ciudad. Compré un helado y me dispuse a comerlo mientras observaba a las personas caminar.
Mi vista se detuvo cuando vi que un señor canoso me observaba sin parar. Eso me empezó a molestar, por lo que le grité, preguntándole que cual era su problema.
Las personas me observaban extrañamente, murmurando cosas que no lograba entender.
El tipo canoso se empezó a reír, pero me di cuenta de todo, cuando le lancé mi helado y este lo atravesó, sin dejar rastro alguno.