6. "Tazas de té"

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Cuando Maddie, Noa, Harry, Ron y Hermione entraron en el Gran Come­dor para desayunar al día siguiente, lo primero que vieron fue a Draco Malfoy, que entretenía a un grupo de gente de Slytherin con una historia muy divertida. Al pasar por su lado, Malfoy hizo una parodia de desmayo, mientras fingía llorar agudamente, coreado por una carcajada general.

—No les hagan caso —le dijo Hermione, que iba detrás de Harry, Maddie y Noa—. Ustedes, ni el menor caso. No merece la pena...

—¡Eh, Potter! —gritó Pansy Parkinson, una chica de Slytherin que tenía la cara como un dogo—. ¡Black! ¡Que vienen los dementores! ¡Uuuuuuuuuh!

Noa se dejó caer sobre un asiento de la mesa de Gryf­findor; junto a Fred Weasley.

—Los nuevos horarios de tercero —anunció Fred, pa­sándolos—. ¿Qué te ocurre, Chipen?

—Malfoy —contestó Maddie, sentándose al otro lado de Geor­ge y echando una mirada desafiante a la mesa de Slytherin.

Fred alzó la vista y vio que en aquel momento Malfoy volvía a repetir su pantomima.

—Ese imbécil —dijo sin alterarse— no estaba tan galli­to ayer por la noche, cuando los dementores se acercaron a la parte del tren en que estábamos. Vino corriendo a nuestro compartimento, ¿verdad, George?

—Casi se moja encima —dijo George, mirando con despre­cio a Malfoy.

—Yo tampoco estaba muy contento —reconoció Fred—. Son horribles esos dementores...

—Se le hiela a uno la sangre, ¿verdad? —dijo George.

—Pero no se desmayaron, ¿a que no? —dijo Harry en voz baja.

—Tampoco creo que se hayan puesto rígidos —murmuró Maddie.

—No le den más vueltas —dijo George—.Mi pa­dre tuvo que ir una vez a Azkaban, ¿verdad, Ron?, y dijo que era el lugar más horrible en que había estado. Regresó débil y tembloroso... Los dementores absorben la alegría del lugar en que están. La mayoría de los presos se vuelven locos allí.

—De cualquier modo, veremos lo contento que se pone Malfoy después del primer partido de quidditch —dijo Fred—. Gryffindor contra Slytherin, primer partido de la tempora­da, ¿se acuerdan?

La única ocasión en que Noa y Harry, y Malfoy se habían enfrentado en un partido de quidditch, Malfoy había perdido. Un poco más contenta, Noa se sirvió una rebanada de pan y mermelada.

Hermione se aprendía su nuevo horario:

—Bien, hoy comenzamos asignaturas nuevas —dijo ale­gremente.

—Hermione —dijo Maddie frunciendo el entrecejo y miran­do detrás de ella—, se han confundido con tu horario. Mira, te han apuntado para unas diez materias al día. No hay tiempo suficiente.

—Ya me arreglaré. Lo he concertado con la profesora McGonagall.

—Pero mira —dijo Noa riendo—, ¿ves la mañana de hoy? A las nueve Adivinación y Estudios Muggles y... —Ron se acercó más al horario, sin podérselo creer—, mira, Aritmancia, todo a las nueve.

—Sé que eres muy buena estudiante, Hermione, pero no hay nadie capaz de tanto —dijo Ron—. ¿Cómo vas a es­tar en tres clases a la vez?

—No sean tontos —dijo Hermione bruscamente—, por supuesto que no voy a estar en tres clases a la vez.

—Bueno, entonces...

—Pásame la mermelada —le pidió Hermione a Noa.

—Pero...

Pequeñas Black y el Prisionero de Azkaban [TERMINADA] [Libro III] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora