26. "Lunático, Canuto, Colagusano y Cornamenta."

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Era tan absurdo que les costó un rato comprender lo que ha­bía dicho. Hasta Noa olvidó que ella misma era una bruja de ese tipo.

—Tú deberías entenderlo, Noa —dijo Lupin—. Después de todo, también lo eres.

Luego, Ron dijo:

—Están ustedes locos.

—¡Absurdo! —dijo Hermione con voz débil.

—¡Peter Pettigrew está muerto! —exclamó Maddie—. ¡Lo mató hace doce años!

Señaló a Black, cuya cara sufría en ese momento un mo­vimiento espasmódico.

—Tal fue mi intención —explicó, enseñando los dientes amarillos—, pero el pequeño Peter me venció. ¡Pero esta vez me vengaré!

Y dejó en el suelo a Crookshanks antes de abalanzarse sobre Scabbers; Ron gritó de dolor cuando Black cayó sobre su pierna rota.

—¡Sirius, NO! —gritó Lupin, corriendo hacia ellos y se­parando a Black de Ron—. ¡ESPERA! ¡No puedes hacerlo así! ¡Tienen que comprender! ¡Tenemos que explicárselos!

—Podemos explicarlo después —gruñó Black, intentan­do desprenderse de Lupin y dando un zarpazo al aire para atrapar a Scabbers, que gritaba como un cochinillo y araña­ba a Ron en la cara y en el cuello, tratando de escapar.

—¡Tienen derecho... a saberlo... todo! —jadeó Lupin sujetando a Black—. ¡Es la mascota de Ron! ¡Hay cosas que ni siquiera yo comprendo! ¡Y tus hijas! ¡Y Harry...! ¡Tienes que explicarles la verdad, Sirius!

Black dejó de forcejear; aunque mantuvo los hundidos ojos fijos en Scabbers, a la que Ron protegía con sus manos arañadas, mordidas y manchadas de sangre.

—De acuerdo, pues —dijo Black, sin apartar la mirada de la rata—. Explícales lo que quieras, pero date prisa, Remus. Quiero cometer el asesinato por el que fui encarcelado...

—Están locos los dos —dijo Ron con voz trémula, miran­do a Maddie, Noa, Harry y a Hermione, en busca de apoyo—. Ya he tenido bastante. Me marcho.

Intentó incorporarse sobre su pierna sana, pero Lupin volvió a levantar la varita apuntando a Scabbers.

—Me vas a escuchar hasta el final, Ron —dijo en voz baja—. Pero sujeta bien a Peter mientras escuchas.

—¡NO ES PETER, ES SCABBERS! —gritó Ron, obligando a la rata a meterse en su bolsillo delantero, aunque se resistía demasiado. Ron perdió el equilibrio, y cayó sobre Maddie. Harry los sostuvo y los ten­dió en la cama. Sin hacer caso de Black, Harry se volvió hacia Lupin.

—Hubo testigos que vieron morir a Pettigrew —dijo—. Toda una calle llena de testigos.

—¡No vieron, creyeron ver! —respondió Black con furia, vigilando a Scabbers, que se debatía en las manos de Ron.

—Todo el mundo creyó que Sirius mató a Peter —confir­mó Lupin—. Yo mismo lo creía hasta que he visto el mapa esta noche. Porque el mapa del merodeador nunca miente... Peter está vivo. Ron lo tiene entre las manos, Harry.

Indudablemente, Black y Lupin estaban locos. Nada de lo que decían tenía sentido. ¿Cómo iba Scabbers a ser Peter Pettigrew? Azkaban debía de haber trastornado a Black, después de todo. Pero ¿por qué Lupin le seguía la corriente?
Entonces habló Hermione, con una voz temblorosa que pretendía parecer calmada, como si quisiera que el profesor Lupin recobrara la sensatez.

—Pero profesor Lupin: Scabbers no puede ser Petti­grew... Sencillamente es imposible, usted lo sabe.

—¿Por qué no puede serlo? —preguntó Lupin tranquila­mente, como si estuvieran en clase y Hermione se limitara a plantear un problema en un experimento con grindylows.

Pequeñas Black y el Prisionero de Azkaban [TERMINADA] [Libro III] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora