25. "Es un mago."

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A Noa se le quedó la mente en blanco a causa de la impre­sión. Los cinco se habían quedado paralizados bajo la capa in­visible. Maddie rompió a llorar en silencio. Los últimos rayos del sol arrojaron una luz sanguino­lenta sobre los terrenos, en los que las sombras se dibujaban muy alargadas. Detrás de ellos oyeron un aullido salvaje.

—¡Hagrid! —susurró Harry. Sin pensar en lo que hacia, fue a darse la vuelta, pero Noa y Hermione lo cogieron por los brazos.

—No podemos —dijo Noa, blanca como una pared—. Se verá en un problema más serio si se descubre que lo hemos ido a visitar...

Maddie respiraba floja e irregularmente.

—¿Cómo... han podido...? —preguntó jadeando, entre lágrimas, como si se ahogase—. ¿Cómo han podido?

—Vamos —dijo Ron, tiritando—. Quiero llegar con Madame Pomfrey.

Reemprendieron el camino hacia el castillo, andando muy despacio para no descubrirse, con Maddie y Ron quejándose de cada movimiento que les hacía incomodar. La luz se apagaba. Cuan­do llegaron a campo abierto, la oscuridad se cernía sobre ellos como un embrujo.

—Scabbers, estate quieta —susurró Ron, llevándose la mano suya al pecho. La rata se retorcía como loca. Ron se detuvo, obligando a Scabbers a que se metiera del todo en el bolsi­llo—. ¿Qué te ocurre, tonta? Quédate quieta... ¡AY! ¡Me ha mordido!

—¡Ron, cállate! —susurró Hermione—. Fudge se pre­sentará aquí dentro de un minuto...

—No hay manera.

Scabbers estaba aterrorizada. Se retorcía con todas sus fuerzas, intentando soltarse de Ron.

—¿Qué le ocurre?

Pero Noa acababa de ver a Crookshanks acercándose a ellos sigilosamente, arrastrándose y con los grandes ojos amarillos destellando pavorosamente en la oscuridad. Noa no sabía si el gato los veía o se orientaba por los chillidos de Scabbers.

—¡Crookshanks! —gimió Hermione—. ¡No, vete, Crooks­hanks! ¡Vete!

Pero el gato se acercaba más...

—Scabbers... ¡NO!

Demasiado tarde... La rata escapó por entre los dedos de Ron, se echó al suelo y huyó a toda prisa. De un salto, Crookshanks se lanzó tras el roedor; y antes de que Maddie, Noa, Harry y Hermione pudieran detenerlo, Ron se salió de la capa, arrastrando a Maddie consigo, y se internó en la oscuridad.

—¡Ron! —gimió Hermione.

Los tres se miraron y lo siguieron a la carrera. Era imposible correr a toda velocidad debajo de la capa, así que se la quitaron y la llevaron al vuelo, ondeando como un es­tandarte mientras seguían a Ron. Oían delante de ellos el ruido de sus pasos y los gritos que dirigía a Crookshanks.

—Aléjate de él..., aléjate... Scabbers, ven aquí...

Oyeron un golpe seco.

—¡Te he atrapado! Vete, gato asqueroso.

Noa, Harry y Hermione casi chocaron contra Ron (y Maddie). Estaban tendidos en el suelo. Scabbers había vuelto al bolsillo de Ron y Ron sujetaba con ambas manos el tembloroso bulto.

—Vamos, Ron, volvamos a cubrirnos —dijo Noa jadeando—. Dumbledore y el ministro saldrán dentro de un minuto.

Pero antes de que pudieran volver a taparse, antes in­cluso de que pudieran recuperar el aliento, oyeron los pasos de unas patas gigantes. Algo se acercaba a ellos en la oscu­ridad: un enorme perro negro de ojos claros.
Maddie quiso coger la varita, pero había caído al suelo y el perro la había roto. El perro dio un gran salto y sus patas delanteras le golpearon el pecho a Harry. Harry cayó de espaldas, con un far­do de pelo.
El empujón lo había llevado demasiado lejos. Se apartó rodando. Aturdido, trató de ponerse en pie; oyó rugir al animal, preparándose para un nuevo ataque.
Ron, con Maddie, se levantó. Cuando el perro volvió a saltar contra ellos, Ron empujó a Harry hacia un lado y el perro mordió el brazo estirado de Ron. Noa embistió y agarró al animal por el pelo, pero éste arrastraba a Ron y a Maddie con tanta facilidad como si fueran un muñeco de trapo.
Entonces, algo surgido de no se sabía dónde golpeó a Noa tan fuerte en la cara que la derribó. Oyó a Her­mione y a Harry chillar de dolor y caer también. Noa manoteó en bus­ca de la varita, intentando quitarse la sangre de la boca.

Pequeñas Black y el Prisionero de Azkaban [TERMINADA] [Libro III] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora