Sus piernas lo obligaron a trotar hasta la salida del palacio, donde los guardias en las puertas lo observaron pasar sin siquiera preguntarle nada, pero interrogándolo con sus miradas curiosas. Al ser un vasallo real, supusieron que si estaba fuera tan tarde por la noche, después debía responder directamente ante el rey, no ante ellos, por lo que ni siquiera se molestaron en obstruirle el paso.
El joven elfo sentía cada parte de su cuerpo fluyendo con el aire pesado del bosque, la humedad de una tormenta vecina y la sensación de estar completamente solo y desamparado allí. Los animales lo espiaban entre el tumulto de hojas y ni así se sentía acompañado. Así que corrió, como pudo, a toda velocidad. Aprovechó su impulso para treparse rápidamente a un árbol y desde ahí, seguir deslizándose, rama a rama, árbol a árbol, lo más lejos que su inconciencia lo llevó, hasta que se sintió completamente a salvo... Pero, ¿de qué?
Oh, él sabía muy bien de lo que huía... De quién huía... Mas la distancia no parecía protegerlo, no del todo. Porque sabía que tarde o temprano debía volver. Tenía que regresar, después de todo, ése era su hogar. Y no era que lo detestara, no. Él amaba el reino, adoraba cada parte de ese lugar, pero... Nunca lo sintió parte suya. Nunca se sintió parte de él... Era como si no perteneciera a ningún sitio, sin importar qué hiciera para revertir la situación. Y para completar las cosas, hizo lo que hizo hoy... con la persona menos conveniente de todo el Bosque Negro.
- Él jamás me lo perdonará...- Susurró para sí mismo, en medio de la negrura del bosque. – Jamás, jamás... ¡Me matará!-
Desespero. Era todo lo que provenía de él en ese momento. Su corazón seguía latiendo rápido, se seguía sintiendo extraño. Un cosquilleo permanente ahondaba en su cuerpo, provocándole sensaciones que se negaba a aceptar. Debía terminar, todo, allí, de una buena vez.
Apretándose las sienes, bajó de un salto, tocando el suelo con su cuerpo liviano. Cerró los ojos, se concentró en los ruidos lejanos que provenían de los insectos, de la ventisca que acariciaba las hojas de las plantas, de los truenos que se oían allá en lo alto. Todo parecía girar a su alrededor, y entonces rogó, una y otra vez, rogó poder olvidar todo lo que le estaba pasando; reparar el daño, de alguna forma, que aconteció dentro de él. Extraerlo como el veneno que carcome la conciencia, la carne y la piel. Quitarse de la cabeza a aquella persona que definitivamente era tan inalcanzable como la luna misma...
- Quiero olvidarlo, ¡quiero...!- Las palabras se le atragantaron entre tanto recelo interior, estaba al borde de un colapso nervioso. No sabía muy bien lo que pasaba con él, y eso era lo que más lo asustaba... El no saber qué haría con el siguiente paso, hacia dónde lo llevaría. Ya no tenía seguridad en nada, excepto en una cosa: - ¡Lo quiero!-
La última exclamación fue tan intensa que su voz pareció quebrarse por un segundo. Pero no, no estaba dudando; no esta vez. Esta vez se sentía completamente seguro de lo que estaba afirmando, y en un nuevo impulso, se dio la vuelta y observó de frente un árbol, uno de sus silenciosos testigos, y apretando sus puños, lo enfrentó como si ese ser inanimado fuese otra persona, esa persona...
- ¡Te quiero!- Repitió, con los ojos fieramente posados sobre la corteza del viejo árbol cuyas ramas parecían bailar con la ventisca. - ¡Te quiero, pero no sé qué se supone que debo hacer! ¡Dame una respuesta! ¡Ayúdame! - Sus piernas parecían arrastrarse sobre el suelo, y paso a paso, movimiento a movimiento, se acercó lo suficiente para sostener la anchura del tronco rústico entre sus manos. - ¡Ayúdame a tenerte, o ayúdame a olvidarte!-
Su cabeza chocó furtivamente contra la corteza, entonces. Sus penas eran tan graves en su interior que no le importó el dolor de su frente ante el golpe. Se sentía cansado, agotado, y al mismo tiempo, revitalizado. Era extraño... Todo allí era extraño, misterioso y nuevo para él... Sólo quería sentirse en paz consigo mismo otra vez, sólo así podría volver a casa.
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Para servirle y amarlo eternamente [COMPLETA]
FanfictionKherion es un joven elfo que ha llegado al Bosque Negro para ser el vasallo personal del rey Thranduil. Aceptó su deber de nacimiento con total devoción, sin saber que dicho rol le traería algo más que simple admiración... [Yaoi / OC x Thranduil] [C...