Capítulo 10

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No llevaba nada consigo, porque realmente no lo necesitaba. Nada en este mundo le haría más falta que un poco de seguridad. Ansiaba sentirse nuevamente completo, confiado; deseaba con todo su ser mirar hacia delante y no temerle al futuro.

Cada pisada que daba parecía herirle los pies, pues con cada paso se sentía menos capaz de abandonar aquel lugar. Aquel sitio que llamaba hogar, que tanto añoraba en realidad. Pero, ¿para qué se quedaría? ¿Qué ganaría con eso? No. Las cartas habían sido puestas sobre la mesa ya, y la jugada había llegado a su fin. Lo había apostado todo por una causa inútil, entendió. Ya nada quedaba para él sobre aquella mesa... Sólo dolor.

Con temor a arrepentirse, apresuró su caminar, mientras todo el mundo lo observaba pasar con sus miradas curiosas. Todos lo observaban, y Kherion sospechaba que sabían lo que estaba haciendo, pero ninguno se preocupó en detenerlo siquiera. Ese hecho sólo apuntaba a decirle que había tomado la decisión correcta.

Lo único que lamentaría al final sería haberse marchado sin despedirse de su buen amigo, quien seguramente no lo entendería, y luego se echaría la culpa por no haberle insistido, pero así debían ser las cosas.

Atravesaba ya el largo pasillo del hall inferior, que lo acercaba un poco más a la salida principal, cuando repentinamente, Legolas se interpuso en su camino. Asombrado y preguntándose cómo había llegado hasta ahí antes que él, el joven elfo no tuvo más opción que detener su paso.

- ¿A dónde crees que vas?- Inquirió el príncipe, cruzándose de brazos.

Ante esto, Kherion soltó un ligero suspiro. Cuando él actuaba así, se parecía tanto a su padre, pensó. Ambos eran muy similares en cuanto a imponer sus ideas a los demás, sólo que Legolas usaba métodos diferentes, nada más.

- Me voy- Le respondió luego de pensar mejor sus palabras. Ya que pensaba marcharse, al menos intentaría no sonar como un idiota en la charla que sería la definitiva... Al menos no esta vez. – Le agradezco todo lo que ha hecho por mí, siempre lo recordaré. Pero ahora, está en medio de mi camino-

Legolas levantó una ceja. Con ansias de no desanimarse, Kherion pretendió fingir una sonrisa que sólo hizo que su boca se tensara y se torciera incómodamente. La verdad era que estaba detestando internamente cada segundo más que debía quedarse allí. Sólo deseaba marcharse lo más rápido posible, para evitar que pudiera arrepentirse.

- Tú no puedes irte... Es decir... Tú no quieres irte-

La sentencia del príncipe le sonó tan segura que el joven elfo silvano se sintió totalmente despojado de voluntad propia, como si lo que estuviese escuchando proviniera directamente desde su conciencia.

- Sí, debo, y quiero irme- Rectificó Kherion, intentando mantenerse firme. – Llegué al Bosque Negro con la intención de servirle a su padre, joven Legolas. Y si él ya no requiere mis servicios, entonces no tengo motivos para estar aquí-

- ¿Y todo esto es por mi padre?- Dijo Legolas, con un tono tan divertido que el otro se sintió aturdido de repente. – Le estás dando más importancia de lo que en realidad tiene, ¿sabes?-

- Él es nuestro rey, joven Legolas...- Dijo, a medio suspiro. – Lo que él ordena se obedece- Hizo una pequeña pausa, bajando la mirada hacia sus tristes pies. – Y me despojó de mi cargo... Por eso ya no encuentro motivos para quedarme aquí, ¿entiende?-

Haciendo un ademán, intentó dar un paso hacia el costado para rodear al príncipe ante él y continuar su camino, mas eso le resultó imposible cuando, al querer dar ese simple paso, Legolas se le puso enfrente nuevamente, insistiendo con sus expresivos ojos claros.

Para servirle y amarlo eternamente [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora