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~Leah (La rebelde)~

—Pégalo aquí. Al lado de este. Pero que el pegamento cubra bien las esquinas para que no se vayan a...
Decido qué es suficiente. Tengo sueño, es tarde, son las dos de la mañana y seguimos haciendo tareas. Yo no soy irresponsable pero tampoco demasiado obsesionado con los trabajos del colegio. Esta tarea es para la otra semana y Kate está obligándome a hacerla. Y ya no quiero. Ella quiere que sea su compañero de trabajos o algo así. Supongo que no tiene a otra persona para que la acompañe en sus tareas. Y ya veo por qué.
—Ya tengo sueño... — comienzo a decir pero me callo ya que ella a elevado la mirada y me ve como si fuera a pegarme si digo una palabra más. Suspiro y digo:—Esta bien, sigamos. Pero sólo terminamos esta y ya no más.
—Bueno. — dice ella con voz suave, casi inaudible.
Ella ha dejado sus gafas desde hace ratos en el suelo y no había notado que tiene en su nariz las marcas de sus gafas.
—¿Nunca te quitas las gafas?
—No las tengo puestas ahora. — dice con voz de sabelotodo.
Pongo mis ojos en blanco. Ella lo nota y suspira. —No. No veo tan mal pero me gusta cómo me veo con ellas. Bueno, de hecho, las he comenzado a usar seguido hace poco. Ya sabes... No siempre las usaba. Bueno, no sé si te acuerdas de mí. En ese tiempo... No me hablabas. Ni yo. Y...
Ella se sonroja y yo frunzo el ceño sin entender de qué habla.
—Nosotros hicimos una obra. ¿Recuerdas? Yo era Rapuzel.
—¡Ah! Sí... Recuerdo...
No recuerdo pero a ella parece importarle así que no digo nada. Después nos quedamos callados trabajando. Dejo que saque la siguiente tarea ya que ya no voy a poder dormir nada, de todos modos. Es viernes. Bueno, era. Ahora es sábado y tenemos que ir a la casa de campo de Valerie, así que nos permitió dormir aquí en su casa para levantarnos temprano. Pero... Bueno, ahora ya no puedo dormir. Faltan treinta minutos para que nos comencemos a arreglar para ir. En algún momento me doy cuenta que soy sólo yo el que está haciendo la tarea de ambos ya que Kate se ha quedado dormida sobre su mochila con la boca ligeramente abierta. Sonrío y le pongo una manta para que no le de frío. ¡Injusto! Debería levantarla, como ella me hace a mí. Pero no debo ser tan malo...
Me paro y ella gime un poco ya que creo que la desperté. Volteo a verla y le sonrió a su cara medio dormida y medio despierta. Ella sólo vuelve a cerrar sus ojos y yo me voy al patio en silencio. Necesito despejar mi cabeza de tantos datos. Camino por ahí hasta que me encuentro una fuente apagada. Me siento y espero a que pase el tiempo en paz.
—Hola.
Diablos. Aquí no se puede. Me giro y veo a una chica sentada a mi lado con un cigarrillo en sus manos. Lo enciende y me guiña un ojo. Lastimosamente ella es muy linda y siento cómo se me calientan las mejillas. ¿Más idiota no podría ser? 
—Hola... — murmuro con voz vacilante.
—¿Qué haces despierto a esta hora?
—Ni siquiera dormí.
Ella sonríe y echa el humo que aspira por su boca. Yo la observo algo sorprendido ya que estoy seguro que sus padres no estarán felices de saber esto.
—¿Qué con la chica, la de gafas?
—¿A qué te refieres?
Ella pone los ojos en blanco, luego me pide que me siente a su lado. —Escuche que te gusta mi prima.
¿Quién es su prima? ¿Mia? ¿Selene? —¿Quién?
—Fleur.
Mi ojo derecho se contrae nerviosamente y carraspeo un poco. Ella me observa fijamente con una mirada de "¿Qué diablos estás haciendo?"
—Tengo... Mi garganta tenía algo...
¿Más idiota? No lo creo.
—No deberías juntarte con Fleur. Ya sabes... Ella siempre es como demasiado perfecta para ser real.
—Ah... Yo... — ¿Ahora qué se supone que debo decirle? Diablos, piensa, idiota.
Ojalá esto de quedarme estúpido frente a las chicas lindas se me quite pronto.
—Bueno, y en fin. Buenas calificaciones, buenos modales, amigable... Y no fuma. — afirma agitando su cigarrillo hacia mí.
—Cierto. — me pongo de acuerdo con ella, pensando que es lo mejor que puedo hacer.
No creo que nunca se me quite mi obsesión con Fleur. Y el que ella no lo haya notado lo hacía más persistente.
—Pero... Como veo que eres un buen chico y ella una buena chica, podría... Podría hacerles una cita. Así muy casual...
—Um, no creo que esa sea una buena idea.
—¡Claro que lo es! — (No es una buena idea, lo sé) —En el cine. Será tan sencillo que ni se dará cuenta que estamos tramando algo. Será como... "Fleur, quiero ir al cine. Acompáñame" y cuando diga sí, soy un grito estúpido o algo así y le digo que llamaré a un amigo y nos vamos juntos. ¿Te parece? No se oye tan mal.
Es cierto. No se oye tan mal. Pero se me está saliendo el cobarde y no quiero hacerlo.
—No seas cobarde. — dice, seguro para que saque mis defensas.
Y lastimosamente lo hago.
—No soy cobarde. Sólo estaba pensando... Que ya es hora de ir a alistarnos.
Ella asiente y tira la colilla de su cigarrillo por ahí. Eso es contaminación. Seguro debo venir a recogerlo. Claro, cuando ella no esté cerca para que no me diga amante de la naturaleza o algo así. Bueno, y si lo soy, no importa. Sólo quiero que no me moleste.

Después de correr por ahí, levantar a Kate, alistar las mochilas, desayunar, etc, estamos en el bus rosado de Valerie. El cual ya odio. Brendan está a mi lado quejándose de los sillones amarillos ya que dice que le lastiman sus ojos. Diablos, lo único que yo puedo hacer es aguantar el color barbie y escuchar a Kate y Brendan. Bueno, Kate está dormida, su cabello parece un nido de pájaros y sus mejillas están un poco babeadas. Cuando estamos a punto de arrancar, entra la chica del cigarrillo y me guiña un ojo.
—Leah. — dice Kate.
Frunzo el ceño y volteo a verla, ella sigue con los ojos bien cerrados. —¿Qué dices?
—Dije que se llama Leah. Bueno, dije "Leah". Ahora déjame dormir. Y por favor, Brendan, cállate. No puedo dormir si estás llorando.
Todo el camino pasa aburrido, escuchando a las chicas cantar, reír y contar chismes. A veces es interesante pero luego se vuelve tan tedioso que quiero tirarme del bus y huir. Llegamos a la casa de campo de Valerie que tiene una enorme cocina, lo cual me gusta ya que huele a comida recién hecha. Hacemos una simple reunión en la cual Valerie explica los horarios para entrar a la casa y nada de suicidarse, lo cual no haremos, eso está claro. Después salimos un rato a explorar y yo no quiero hacer nada más que dormir. Kate está a mi lado recostada sobre mi, dormitando.
—Despiértate. — le dice Brendan a Kate.
—Déjame...
Ellos dos siguen discutiendo mientras que yo busco un tipo de hoja que dice Valerie que nos servirá para hacer un adorno para la casa. Una idiotez pero estoy haciéndolo. Después de un rato me doy cuenta que estoy solo. Perfecto. Lo bueno es que recuerdo cómo regresar. Camino por ahí hasta que Leah está a mi lado hablando.
—Quiero hablar con Fleur por eso de la ida al cine. Pero... ¿Puedes creer que no tienen señal en la casa? Valerie me dijo que tenía que alejarme por lo menos un kilómetro para encontrar la señal.
Ella suspira y yo asiento y la acompaño. Después ella hace su llamada y de forma muy callada habla con Fleur. Eso es raro. No hay nadie que escuche por aquí. Al final una enorme sonrisa de Cheshire se forma en sus labios y yo me asusto un poco, admito. No quería que funcionara su bobo plan.
—Te veo allá, con mi amigo, entonces. — ella cuelga y me mira con ojos malvados. —Funcionó. Será este lunes.
—Lunes no es un buen día. — digo automáticamente.
—No seas idiota. — me reclama y comienza a caminar lejos de mi, no dejándome otra opción que aceptarlo.
Estoy en problemas. Seguro haré el ridículo. Lo sé, lo sé...

Los Secretos de un Adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora