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Carla le había dicho que quería ir a su casa, Abril emocionada aceptó. Ambas iban a la parada de autobús y Esmeralda estaba ahí, fumando distraída. Abril saludó con su mano, ella sonrió y devolvió el saludo, Carla le miró con extrañeza, no hizo nada más que ignorarla.

— ¿Ella es Esmeralda?

— Muy guapa, ¿Verdad? —preguntó emocionada

— No se ve simpática...

La hora de la cena había llegado, ambas estaban esperando a la madre de Abril para que hiciera la cena, para su sorpresa iba Esmeralda con ella. Paola se emocionó cuando vio a Carla después de mucho tiempo, le dio un abrazo y presentó a Esmeralda.

Carla sabía cocinar así que ofreció su ayuda, Abril subió a su habitación y Esmeralda pidió que le prestara el baño aunque en realidad iba a la habitación de abril quien se estaba vistiendo y estaba a punto de gritar cuando vio a Esmeralda, se asustó y seguidamente se cubrió el cuerpo.

— ¿Qué haces acá? —preguntó un poco alterada

— Te extrañaba. —sonrió acercándose a ella

Abril estaba sentada en la cama, Esmeralda le hizo compañía, cuando estaba a su lado besó los labios ajenos con detenimiento mientras su mano se escurría hasta su pierna, le dedicó suaves caricias, siguió con las caricias en sus extremidades hasta que cayeron a la cuenta de que se habían tardado mucho, Abril se colocó un vestido, estaba luchando por alcanzar el cierre, la mano de Esmeralda apartó la de ella y luego de besar su piel desnuda de la espalda terminó el trabajo.

Esmeralda la estaba abrazando la cintura, estaban de espaldas, había reposado su rostro en ella cuando escucharon que la puerta se abrió. Carla se había quedado admirada por tal escena así que se molestó.

— La comida está lista, Abril. —exclamó furiosa.

Cuando bajaron ambas estaba Paola sirviendo en los platos.

— Mamá, ¿Dónde está Carla?

— Dijo que su madre le pidió volver pronto.   

Un cigarro de meriendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora