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Bel se había hecho cercana a ella, como Esmeralda lo era con su madre en aquellos tiempos. Era hora de salir, Bel le dijo que quería comer pizza, iban a un lugar que solo Bel conocía. Habían optado por una mesa alejada del bullicio y Abril notó la presencia de alguien conocido, Benjamin; no había cambiado nada y para su sorpresa Esmeralda era su compañera.

Abril maldijo, sonó como un susurro. Bel ni se dio cuenta, estaba perdida en su pizza.

Cuando era momento de salir Abril caminó rápido sin volver su mirada a nadie, escuchó su nombre, llamaba Benjamin.

— Hola, Abril —exclamó sonriente y amable

Abril notó que Esmeralda bajó la mirada molesta por la actitud de su hermano.

— Hola, Benjamin. ¿Cómo estás? Ha sido mucho tiempo.

Benjamin se levantó de su asiento y abrazó a Abril

— Bien, ha sido mucho tiempo y creo que tú estás bien. —una risa suave se escuchó de su parte.

Bel estaba observando la escena extrañada, pero más que la escena estaba observando a Benjamin.

— ¿Por qué no te quedas con tu amiga?

— No, apenas hemos comido... ella es Bel

Bel se presentó ante Benjamin y Esmeralda, Benjamin la invitó a quedarse con ellos. Esmeralda se levantó al parecer molesta, Abril no dijo nada sino que salió del lugar con tranquilidad aunque quiso alcanzar los pasos rápidos de Esmeralda. Logró alcanzarla, la tomó de la mano haciendo que se detuviera.

Las manos de Abril se apoderaron del rostro ajeno, le miró a los ojos por menos de un segundo y tomó posesión de sus labios en un lento beso que Esmeralda correspondió. 

Un cigarro de meriendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora