Capítulo 22

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Lyanna estaba de los nervios. No había dejado de dar vueltas por su limitado espacio en la tienda desde que había amanecido, aún enfundada en su delicado camisón de dormir y con el vestido esperándola en la cama.

Era el mismo vestido azul que había llevado cuando fueron al Nido de Águilas a por Robert y Eddard. Según Howland, era la mejor manera que tenían de distraer a Robert de su búsqueda de la identidad del Caballero del Árbol Sonriente. A Lyanna la repugnaba pensar que la única manera de tratar con Robert era exponer su cuerpo de esa manera, pero también la aliviaba haberse dado cuenta de eso antes de estar casada.

Ella no dudaba que Robert la amara: había visto como él buscaba siempre su mano para entrelazar sus dedos, cómo aprovechaba cada ocasión para besarla y decirla que la quería, cómo la protegía y siempre lo hacía todo pensando en ella. Pero eso no era la idea del amor que ella tenía, la clase de amor que necesitaba.

Ella esperaba que la prestara atención, que se fijara en ella y estuviese atento. Que se interesase por quién era ella bajo su imagen física. Que la hiciese compañía para hacer algo tan insulso como dar un paseo, en lugar de buscar siempre alivio carnal. Que pudiesen hablar y dialogar juntos.

Que fuese un poco más cómo Rhaegar.

Pero no lo era, y eso la mataba. La desesperaba. La enfurecía.

- Vamos, Lya - la llamó Howland con exasperación - Es sencillo.

- Es denigrante - le corrigió.

El chico puso los ojos en blanco.

- Ayer hiciste eso mismo y no te pareció tan denigrante.

Lyanna abrió la boca, indignada, pero no dijo nada porque no tenía argumentos para rebatirselo. Howland tenía razón. El día anterior no le había parecido denigrante seducir a Robert porque creía que estaba segura a su lado, que lo hacía por amor. Ahora, habiéndose dado cuenta de la manera en que Robert la miraba, toda esa seguridad y esa idea del amor se había esfumado.  Pensar en seducirle sólo la provocaba arcadas.

- Ayer no sabía que para él sólo era una cara bonita con la que divertirse - refunfuñó, cruzándose de brazos.

Howland se rió y la miró divertido.

- Estás exagerando. Además, ya te dije que pasar tiempo con Rhaegar no era buena idea.

Y no sólo lo decía por la evidente atracción que Lyanna sentía por él. La mente de Rhaegar, de alguien que había leído el equivalente a la biblioteca de Antigua, era algo peligroso para las mujeres; las daba ideas de igualdad y respeto en un mundo que era todo lo contrario.

- ¡Me ha abierto los ojos! - chilló Lya, porque tenía razón. Sin Rhaegar ella jamás habría visto la verdad que tenía delante de sus ojos. Sin él, ella nunca habría pensado que la vida podía ser algo más que ser la mujer superficial y bonita de algún Lord de Poniente.

Howland frunció el ceño, imaginando el hilo de los pensamientos de Lyanna.

- La verdad no siempre te hace libre, Lya.

Porque era cierto. La verdad pocas veces te hacía libre. Y desde luego, saber que Robert sólo veía en ella una cara bonita y un cuerpo que le diera calor por las noches, sólo había hecho que encadenar a Lyanna a la desgracia.

- Es mejor que vivir una mentira - replicó ella con voz firme - Mejor que entregarle mi corazón a Robert para que luego me lo rompa.

Él gruñó.

- Jamás le habrías entregado tu corazón a Robert - espetó - No cuando ya tiene dueño, ¿verdad?

Lyanna abrió la boca, paralizada por la sorpresa. Creía que había sido discreta y sutil, pero al parecer no lo suficiente. Brandon, como ya había comprobado, era fácil de engañar. Ned estaba demasiado ocupado con Ashara. Pero Howland y Benjen...

Fuego Invernal © | Lyanna Stark & Rhaegar Targaryen |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora