Fuego Invernal © | Lyanna Stark & Rhaegar Targaryen |

Capítulo 15

En cuanto Jaime se fue, todos los bardos comenzaron a tocar. El ambiente pareció relajarse, llenándose de música alegre y risas. Lyanna, que ya no tenía ninguna intención de salir fuera e interrumpir a los dos gemelos dorados, volvió hasta su mesa.

Brandon se había levantado y bailaba con una bonita chica dorniense, del mismo cabello oscuro y ojos hechizantes de Barbrey Riswell. La expresión de su hermano era de añoranza y melancolía mientras la cogía de las manos y acariciaba su cabello.

Oberyn Martell se levantó de su mesa y se acercó a su hermana Elia, con quién habló un rato hasta que Rhaegar la sacó a bailar. Entonces, Oberyn cogió a Rhaenys y a Aegon y se los dio a Ser Lewyn Martell, tío de Oberyn y Elia. Se acercó a las damas de compañía de su hermana y sacó a bailar a la hermosa Ashara Dayne, que provocó las risas escandalosas de Ser Arthur. Lyanna sabía, gracias al maestre, que tanto la Casa Martell como la Casa Dayne eran de Dorne. Encontraba muy dulce que ellos dos bailaran juntos.

Rhaegar y Elia se movían a su lado, pero con movimientos más lentos y delicados que los de las otras parejas de la sala. Aún así, la princesa dorniense tenía una enorme sonrisa mientras giraba entre los brazos del príncipe dragón. Rhaenys, en manos de Ser Lewyn, miraba a sus padres y a su tío - que bailaba con Ashara, quién siempre cuidaba de Rhaenys cuando Elia se encontraba mal - con los ojitos chispeantes de felicidad.

Lyanna veía la manera en que Elia miraba a Rhaegar. Y la manera en que Rhaegar la miraba a ella. Y luego miraba a Robert y se le caía el alma a los pies.

Cuando Oberyn terminó de bailar con Ashara, Ser Arthur hizo que Ser Barristan Selmy se pusiera de pie y tuviera la valentía suficiente de pedirle él también un baile. A Lyanna le sorprendió gratamente la actitud de Ser Arthur.

Estaba a punto de ponerse en pie y pedirle un baile a Brandon, cuando la figura tambaleante de Robert apareció frente a ella.

- Lyanna, querida, hoy estás muy hermosa - dijo, arrastrando las palabras - He deseado decírtelo desde que entré y te vi.

Sí, Lyanna se había puesto hermosa para él, pero ahora veía lo inútil que había sido. Él vería hermosa a cualquier mujer con escote.

- Vos también estáis encantador - murmuró ella con voz falsa.

Eddard, que veía a Ashara bailar con una copa de vino que se vaciaba rápidamente, puso los ojos en blanco en cuanto lo oyó. Para su suerte, Robert estaba demasiado borracho cómo para notar que estaba siendo sarcástica.

- Baila conmigo - le dijo él de pronto, balanceandose.

Lyanna hizo una mueca.

- No creo que sea una buena idea.

- ¿Porqué no? Eres mi prometida, tienes que bailar conmigo - Lyanna le miró incrédula. Toda la mesa de los Stark se revolvió inquieta. Algunos de los señores vasallos de su padre se llevaron las manos a las armas, dispuestos a defender a la hija de su señor incluso de su propio prometido - Tienes que hacerlo - insistió él.

Lyanna realmente no tenía que hacerlo. Pero tampoco quería que nadie apuñalara a Robert, así que se resignó, se puso en pie y se dejó guiar por Robert mientras daban vueltas por la sala.

Lya tuvo que aguantar pisotones, empujones y el aliento rezumante de alcohol de Robert en toda la cara. Tuvo que tragarse la vergüenza, las lágrimas y las ganas de vomitar mientras las manos de Robert la tocaban en sitios inadecuados. Pero cuando Robert se detuvo y se inclinó para besarla, Lyanna no pudo más y se separó de golpe.

Le costaba creer que aquel hombre tan repulsivo era el mismo que aquel atractivo chico de 19 años que la había adorado y cuidado tanto.

- Lyanna, ¿qué ocurre? Ven y dame un beso.