Prólogo

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PRÓLOGO.

A menudo tenemos la extraña costumbre de ignorar lo que nos hace daño, y para ser sinceros, aún esto nos causa el daño mas vivas y peculiar al que nos debemos enfrentar. Para ello no hay que ser demasiado expertos, o demasiado despiertos como para entender que obviar los detalles y las cosas profundas es solo retardar el momento en el que todo aquello y cada una de las circunstancias aún perdidas en el baúl del olvido, despertarán como la resurrección de los muertos, y justo allí, frente a frente, cara a cara, éstaremos nosotros con la mente confusa y hechando chispas como a menudo se acostumbra, y solo segundos después cuando todo esté cubierto de neblina, se verá el reloj detenido, con lo que ha decir verdad jamas pudimos ocultar.

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