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Salió de la habitación casi tan seco como había entrado, a diferencia de su hermana el aún tenía que despertar.
Si conocieran a Joseph en los años en los que estuvo lejos se asustarían al ver al hombre de corbata y reloj fino que salía de una clínica mental. Eran dos, eran.
Un año en Guayaquil, otro en Cancun, otro en Valledupar, lejos de casa por cuatro años mientras su hermana se hacía pedazos a orillas de la sangre de quienes había arrancado vida.
Joseph había logrado crecer, crecer tan seco como una guadua, el no vivía por él, sin embargo se obligaba a mantener despierto por si la vida se atrevía a sorprenderlo.
Nunca se enamoró, no pudo conocer el amor de cerca ni siquiera en medio de su locura juvenil, de locura en locura, de rubias y morenas a ninguna encontró digna de decirle «Te amo»
Sólo ese día, justo después de un te amo a Alison, la vio. Era tan perfecta
como el adjetivo mismo. Era ella.

REALWhere stories live. Discover now