REAL

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Días efímeros se acercaban, días de desasosiego. Él estaba allí, lejos de casa, lejos de la única razón por la que latía su corazón.
Un día partió lejos sin decir una palabra. Sabia que ella no le perdonaría el haberle mentido después de un te amo.
Ángel, había vuelto a las filas.
Un día después de que Gian se había despedido enrollando una sábana alrededor de su cuello, unas horas y  pensamientos, unas lágrimas y irá. Solo eso lo hacían desear buscar la muerte.
El 25 de noviembre escogió su ropa, guardo una carta que había escrito en medio de las lágrimas, busco su teléfono y marcó un número. No pudo apretar el botón de llamada. Lanzó el teléfono por la ventana, envolvió la hoja rayada con más de cien palabras repetidas. Todas manchadas de lágrimas, todas identicas, todas dictaban.
—Te amaré eternamente.

Cuando tenía 19 fue la primera vez que conoció al ave.
Su compañero desde que obligatoriamente lo llevaron Afganistan. Odiaba cada día en el que tuvo que estar subido en su ave, disparando a lo lejos a gente de quien no conocía nisiquiera su nombre. (Estaban locos)¡Locos todos! Loco el, locos quienes se inventaron la muerte así, loco su idea de lanzarse y aterrizar bajo el mar mientras se ahogaba en las tórridas aguas de un lugar que no conocía.
Sobrevivió para un día regresar.
A los 27 un hombre con el corazón despedazado como el más fino cristal al ser quebrado, un hombre que aún amaba desesperadamente, pero que no soportaba la idea de una hoja manchada de sangre con la que su hermano había escrito cientas de veces  el nombre de la persona que mas amaba él.
—Avril.
Gian siempre odiaba decir ese nombre, aún cuando Ángel insistía en que ella no lo había abandonado en ese lugar, que no era su culpa, que nada era real.
Sin embargo Gian enloquecía descomunalmente, mientras Ángel intentaba sostenerlo con el fin de no perder a lo único que le hacía sentir miedo de haberse enamorado.
Avril no tenía la culpa de la muerte de Gian y el lo sabía, pero cada letra ensangrentada le ardía y prendía fuego adentro de su más intimo momento de tormenta.