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En un silencio transcurrió la enferdad. Sus manos estaban frías, sus pies ligeramente descalzos se precipitaban hacia el vacío. Aquella sonrisa disminuida se hacía oscura mientras que su cabello recogido deslumbraba la noche. Exhausta como era de esperarse, conmovida como era de sentirse. Así Avril siguió rumbo a perderse en la obscuridad cuando se enteró de que Ángel se había ido.
¿Donde estaba el único hombre que la desvelaba en las noches?¿A donde se había ido su sueño de ser feliz?
Nisiquiera se había atrevido a llamarla antes de partir, se olvidó de ella, rompió la promesa de Gian; con todo eso seguía siendo libre para perderse en lo inmenso del universo que lo cubría, mientras su única estrella se apagaba a ritmo de luz en las anchas inexorables del infinito.

REALWhere stories live. Discover now