....

18 0 0
                                    


Al día siguiente, Avril atendia algunas citas atrasadas y después de tantas desventuras, fue a casa.
Sentada junto al piano dejó que toda su alma se desahogara, y entre lágrimas y notas musicales se sintió sola, rotundamente sola como cuando estaba en el orfanato y Sor Lucía la encerraba en el cuarto de los rezos, allí donde ni los santos, ni las oraciones le daban paz; estaba sola.
Por su parte, Ángel se había ido pensativo a casa, Avril no le había insinuado nada, solo permaneció callada y eso le causaba cierto temor; se preguntaba si él había sido demasiado apresurado dándole a entender lo que sentía, si eso era lo que debió de haber hecho con lo que sentía o si quizás debió guardar el respeto y distancia hacia la doctora de su hermano, ni lo uno, ni lo otro; él la amaba, así tan fácil como el sol sigue a la luna día tras día por siempre jamás.

REALWhere stories live. Discover now