....

20 0 0
                                    

Tomó el teléfono y marco algunos números, le contesto una señorita joven y con voz dulce le insinuó no estar bien, llevaba cinco días en el hospital, con graves lesiones y golpes de cráneo, Louisa, su secretaria había sido fuertemente atacada pero, ¿Quien era el responsable? ¿Porque la atacaron? No tardo mucho en enterarse que su chico protegido al que tanto le había tomado aprecio había dejado de clínica a su secretaria, pero eso había sido todo, las razones habían quedado fundadas en el aire y la niebla de confusión acrecentaba cada segundo al que le dedicaba un leve y perturbador pensamiento. Minutos después hizo una ultima llamada.

—¿Que le sucedió a mi oficina y a mi secretaria?
Había exigido le respondieran.

—Lo siento, Avril esto es mi culpa.

Ángel le había hablado de como Gian había desesperado el día que Avril se fue, la necesitaba para volver a la cordura, la buscó en la oficina y como Louisa no le había dado su número, la había atacado con el florero varias veces en la cabeza dejandola inconsciente justo en el momento en el que Ángel había llegado, demasiado tarde, lamentablemente.

Ambos quedaron en verse al día siguiente en un café cerca al consultorio y muy puntuales a la una de tarde se vieron en aquel lugar. Ángel lucia pasivo, a Avril le había parecido encantadora la manera en la que el guardaba la calma, veía en el a alguien dulce y fuerte, a alguien que solía confundirla de cierta manera.

—Ya lo internaron.
Le había mencionado Ángel, ella había tomado el café entre sus manos para disimular el desconcierto pero él lo había notado.

—¿Y como se encuentra?

Preguntó secamente, a decir verdad el chico estaba bien, los sedantes, los neulepticos y antisicopticos lo mantenían en calma. Sin embargo Ángel guardo silencio.

—¿Y tu como estas?
Avril se había sentido extraña con aquella pregunta, no porque fuera extraña si no por el momento y por ser él quien se la había hecho, ella le había hecho creer que todo estaba de maravilla, que justo venia de hablar con su padre acerca de que era lo mejor para Gian pero la dolorosa realidad les había afectado a ambos, Ángel le había contado la historia de como Gian había empezado su enfermedad. La familia había concluido en que la muerte del padre había sido la causante del desequilibrio mental, sin embargo todos se negaban a aceptar que estaba enfermo y la falta de tratamiento había hecho que la enfermedad avanzara a tal punto que las agresiones se hicieron contantes, el temperamento y las actitudes del entonces niño habían causado todo tipo de crisis en la familia que apenas se reponía de la muerte fatal del padre, entonces Ángel se había ido a estudiar musica a Chicago y su madre le habría culpado de que Gian se hubiera encerrado por días abandonado a sus alucinaciones. Poco después del regreso de Ángel a Viena, Gian se había recuperado de una manera impresiónante hasta el punto que todos pensaron que la esquizofrenia había pasado, solo el día en que Ángel viajo a Gales descubrieron de que permanecía y así Ángel se hospedó de completo en Viena jurándole a su hermano que jamas se alejarla de él.

Fue entonces que al día siguiente Avril y Ángel volvieron a verse en el mismo café y a la misma hora, esta vez ella le debía hablar de su vida, de quien era y lo que amaba y sin temores ni reproches, así lo hizo aquella tarde; él se alegro de verle a los ojos y no ver secretos, sabia que algo intenso había nacido en él y quería descubrir si en ella había nacido la misma sensación de que el mundo giraba a la hora del café.

REALWhere stories live. Discover now