Capítulo Diez

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Bien sabían que eso solo era el comienzo, que el haber matado a aquel brujo solo era una pequeña bomba que comenzaba a correr el tiempo, un tiempo que cada vez se acortaba pues solo esperaban el primer golpe de aquella bruja.

- No podemos quedarnos sin hacer nada - exclamo Scott.

- ¿Y qué quieres hacer?, ¿me quieres decir? - hablo Derek cruzado de brazos sobre el escritorio de Deaton - Ellos lo tienen que resolver, no podemos involucrarnos más de lo que ya estamos.

- Pero con nuestra ayuda será más fácil matarla.

- Scott tiene razón Derek - menciono Deaton - Lo mejor será prepáralos.

- ¿De verdad lo apoyas? - el hombre asintió – Genial - furioso tomo su chaqueta y se marchó, sabían que iría a la mansión a buscar al otro Derek y por ello lo siguieron.

[...]

Podía oler el olor de aquel castaño cuando se estacionaron en la entrada de aquella casa ya deteriorada, pudo incluso percibir el aroma de su familia tenuemente y eso solo lo molestaba más.

Bajo del auto azotando la puerta captando la atención de los presentes que habían salido para recibirlos.

- ¿Qué haces aquí? - le cuestiono el nuevo alfa en tono amenazante.

- Tenemos que hablar - no dijo nada más y paso por su lado, pero este le sujeto del brazo.

- No tenemos que hablar, así que mejor váyanse.

El otro aparto su mano con brusquedad y estaba a punto de golpearle en su perfecto rostro porque, aunque fuera un desgraciado pedante seguía siendo el, pero entonces capto la mirada de los ojos miel detrás de este y comprendió porque quería que se marchara, ya lo sabía, pero ahora lo aseguraba.

- Creo que mejor me quedare, se ve interesante la charla que tienen - le sonrió descaradamente y continuo su andar hasta el castaño.

- Te gustan los problemas ¿cierto? - menciono el chico.

- Ellos vienen a mí - le sonrió y lo aparto el otro del chico.

- ¿Qué es lo que quieres? - molesto rechinando sus dientes.

- Es sobre aquella bruja, tengo información que les servirá.

- ¡¿Has tenido información todo este tiempo y no has dicho nada?!

- No pertenezco a esta manada, tengo la mía y no te debo razones.

- Estas en un mundo de donde no provienes así que si las tienes que dar.

Todos permanecieron al margen, incluso ese castaño que veía en primera fila su discusión absurda.

- ¿Y acaso me obligaras a hacerlo? - lo reta con su mirada y el otro no se intimida.

- A ver, a ver, chicos, cálmense ¿quieren? - les menciono el chico, pero estos parecían no escuchar.

- ¿Y a estos que les pasa? - cuestiono Scott a Deaton.

- ¿Que no es obvio? - respondió.

- ¡Habla de una vez!

- ¡¿Es una orden?! - sus pechos cada vez estaban más cerca, su ira solo aumentaba.

Entonces el chico se introdujo entre ambos y toco los dos fuertes cuerpos causando un sonrojo en su rostro que solo capto la atención de ambos lobos.

Estos captaron y calmándose se adentraron a la mansión sin antes dedicarse una mirada más de molestia por la presencia del contrario.

- ¿Y bien?, ¿qué es lo que sabes?

Contra el Tiempo®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora