Capítulo Cuatro

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Dedicado a: nahirnena

NOTA: A partir de aquí los dialogo cambian, los de negritas son Scott y Derek del futuro hablando y los inclinados son recuerdos.

***

Había pasado un día después de loocurrido, el castaño había llorado a mares sobre la tumba de su madre mientrassu padre trataba de separarlo, sus pequeñas manos se aferraban a toda costapara no separarse de lo que le quedaba de su madre.

- Por favor mami, regresa conmigo - sus ojos ya se encontraban hinchados y rojizos, era terrible el escucharlo gritar, como se remolineaba entre los brazos de su padre para liberarse y poder permanecer junto a su madre.

- Stiles, hijo, tenemos que irnos - trataba de ser fuerte, trataba de ser fuerte para su hijo, pero no podía, la persona que más amo había fallecido, no había estado ahí para ayudarla.

- Cielo, ¿qué te parece si cenamos fuera esta noche?, me gustaría celebrar que nuestro hijo entro a su primer día de clases y fue un chico fuerte - menciona Claudia con el celular en su oreja.

- Me parece buena idea, pero llegare un poco tarde, al parecer quieren que me quede por unos asesinatos que ha habido últimamente, nada del otro mundo.

- De acuerdo, pero no tardes sabes cómo se pone Stiles cuando no regresas temprano y no hay más nieve de galleta para calmarlo.

- Tranquila cielo, estaré temprano para cargar a mi hombrecito.

Al dar una vuelta a unas cuantas cuadras del preescolar soltó el celular.

- ¡Rayos! - exclamo, no se agacho a tomarlo, sabía que era peligroso hacerlo, solo miro levemente para encontrarlo y así poder llamar a su marido, solo fueron segundos en los que desvió su mirada y al levantarla se encontró con otro vehículo que le pitaba, una madre enloquecida le indicaba que mirara y al hacerlo giro el volante en sentido contrario y estrello la parte delantera a un poste de luz.

[...]

El sonar de las personas llamarla preocupo más al sheriff que el estruendoso sonido, colgó la llamada y salió en busca de su esposa, para minutos después enterarse que había fallecido tras golpearse la cabeza contra el volante ya que la bolsa de aire no se había activado.

Deseaba desaparecer conforme escuchaba el pésame del médico, su mundo se había desmoronado, pero aún tenía algo que amaba y era ese castaño.

- ¡Mami, por favor no me dejes!

Le dolía, lo lastimaba más de lo que pudo imaginar, sabía lo que sentía el perder a tu familia, a tu madre, lo sabía perfectamente porque el la había perdido.

Ninguno de los dos menciono nada, solo permanecieron en silencio mientras el pequeño había cedido y se había acurrucado entre los brazos de su padre sin dejar de llorar, el día era lluvioso y empeoraba la situación.

[...]

Tres días después el pequeño ya tenía 9 años y parecía haber superado lo de su madre, más su padre se había refugiado en el alcohol, detestaba el olor a la cerveza que imanaba cada vez que llegaba, detestaba llegar de la primaria y ver a su padre recostado con resaca.

- Jamás pensé que tuviera que haber pasado por todo eso - menciona el alfa.

- Su vida fue mucho más complicada que la nuestra - responde Scott.

Tal vez tenía razón, tal vez era verdad en que había sufrido más que ellos, pero por más que tratara de preocuparse no podía, la verdad era que no le importaba.

Contra el Tiempo®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora