Capítulo Ocho

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- No lo toques - aquella mirada llena de ira lo observaba, manteniendo todo su auto control para no desgarrarle la garganta en ese momento.

El alfa lo observo al mismo tiempo que se ponía de pie.

El castaño boqueaba tratando de articular palabra, pero no podía.

- ¿Qué haces aquí? - menciona Derek que se levantaba del suelo.

- Lo mismo te pregunto, ¿que eres? - su mirada seria no lo intimido.

El alfa al estar ya de pie se acomodó su ropa y se dispuso a tratar de marcharse por la ventana, pero el otro lo detuvo del brazo.

- ¿Que eres? - volvió a preguntar.

- No tengo porque darte explicaciones - le respondió.

- Pero a mi si - menciono al fin el castaño.

El alfa se mantuvo petrificado al filo de la ventana.

- ¿Porque me besaste? - le cuestión.

- ¿Eso acaso importa? - le pregunto el otro Derek.

- Me importa a mí - le recrimino con la mirada, jamás pensó que llegaría a hacer eso con alguien a quien apenas y conocía.

- Olvida eso Stiles - respondió el alfa.

- ¿Porque lo hiciste? – insistió.

El otro soltó su agarre sintiendo el punzar en su corazón.

El alfa se giró y lo miro.

Trato de acercarse, pero sus pies no reaccionaron, no entendía porque se sentía de esa manera, tan vulnerable ante esos ojos color wiski que esperaban una respuesta, pero solo agacho la mirada y se marchó sin detenerlo el otro Derek.

El castaño suspiro pesadamente y después miro al otro intruso.

- ¿Qué haces aquí? - le cuestiono.

- Necesito saber algunas cosas y tú eres el único que me puede ayudar - respondió.

- También esta Scott.

- Ni siquiera sabe controlarse en la luna llena, menos sabrá buscar una información.

[...]

No tenía rumbo, solo avanzaba hacia donde sus pies lo guiaban, deseo que esa noche pasara rápido como tantas anteriores habían pasado, pero para su suerte parecía marchar en cámara lenta, los árboles se balanceaban tan delicadamente que parecía que danzaban al son de la luna.

En su mente recordó cuando conoció a Pagie, era una chica muy hermosa y rebelde, siempre anteponiendo sus decisiones, y tal vez por eso él tenía ese carácter firme o tal vez por todas las muertes que pesaban en su espalda.

Metió sus manos en su chaqueta y dejando que el viento fresco le golpeara la cara siguió avanzando.

- ¿Que me sucede? - se cuestionó, sabía que cada vez caía más al fondo de lo que parecía un enorme abismo de no retorno y tarde que temprano tocaría fondo, eso era lo que quería evitar.

- Pareces muy pensativo lobito - reconoció esa voz a la perfección y de inmediato se giró hacia la persona.

Al mirarla no dudo en sacar sus garras y colmillos, listo para matarla en ese lugar.

- ¿No me extrañaste? - su sonrisa era aún más detestable a como la recordaba, daba gracias a dios que Peter le haya robado la vida aquel día.

- ¿Qué quieres? - con todo su autocontrol oculto de nuevo sus garras y colmillos, el matarla en ese lugar solo complicaría las cosas.

Contra el Tiempo®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora