17: Confesión

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Scott lo iba a matar, estaba seguro, pero necesitaba contárselo a alguien. Aprovechando que tenían que ir a casa de su padre a que Stiles cogiera ropa, el castaño alegó que se le habían olvidado un par de cosas en casa de su amigo, por lo que antes de irse a casa de Derek y que se fueran ambos en el Camaro del moreno, se acercó a ver al hispano.

Lo recibió con un abrazo, pero ante la cara de preocupación del castaño, lo dejó pasar para que le contara qué era lo que le preocupaba. Seguramente sería algún problema con el padre de Lily, que lo odiaba. Como si lo estuviera viendo.


-¿Qué pasa bro? Tu cara da hasta miedo, ¿qué es lo que te preocupa?

-¿Podemos hablar en tu cuarto? -preguntó el castaño mirando al salón, donde estaba la madre de su amigo. La saludó y ambos subieron las escaleras.


Cuando llegó al cuarto de Scott, se dejó caer en la cama con parsimonia, haciendo una mueca dolorida por el dolor de culo que le sobrevino. De todas maneras, se enroscó en sí mismo y se puso de perfil, mirando al hispano, que se sentó en el sillón del escritorio. Bien podría parecer una consulta en el psicólogo.


-¿Y bien? ¿Qué coño te pasa? -preguntó Scott tirándole una bolsa con dulces, para hacer más llevadera la confesión.

-Pues...


Se quedó en silencio cuando notó una insistente vibración en su bolsillo delantero. Sacó el móvil con dificultad, creyendo que sería Lily diciéndole que se había olvidado algo en casa y tenía que recogerlo antes de irse. Pero cuál fue su sorpresa cuando vio que el que lo llamaba era su suegro. Se cortó la llamada, pero ello no hizo que cesara en intentar comunicarse con él.

Lo cogió al siguiente intento, intrigado con lo que iba a decirle, pero a la vez preocupado por lo que pudiera soltarle estando Scott allí delante.


-¿Sí? ¿Qué pasa? -preguntó todo lo neutro que pudo.

-Me ha dicho Lily que venías ya a casa pero no has aparecido, ¿dónde estás?

-E... estoy visitando a Scott. -¿Por qué demonios se ponía tan nervioso? Era sólo su suegro, joder, no era para tanto.

-No le irás a contar nada de lo de ayer, ¿verdad? -Mierda. ¿Tenía la capacidad de leer el pensamiento también, o qué? Gruñó al teléfono-. ¿Stiles?

-Sí, pero porque necesito hablarlo con alguien que no seas tú -repuso lo más tranquilo que pudo.

-Pues te vas al psicólogo, Stiles. Joder, eres idiota, ¿cómo se lo vas a contar a alguien que Lily conoce? Así puede enterarse ella, ¿es que quieres que se entere?

-Relájate, ¿eh? -Oyó cómo Derek se retiraba el teléfono de la boca y soltaba un insulto dirigido a él.

-Ven a mi casa. YA.


Stiles miró a su móvil ofendido, como si lo hubiera insultado gravemente. Miró a Scott, que lo observaba algo confundido. El castaño suspiró y se levantó de la cama ante la expresión incrédula de su mejor amigo.


-Me tengo que ir, tío.

-¿Quién era, Lily? -preguntó el hispano.

-Sí, bueno... oye, ¿te importaría decir que ayer salimos de fiesta, si alguna vez ella te pregunta? Es importante.

-¿Qué coño escondes, tío?

Daddy-in-law (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora