6: Besito de despedida

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Cuando pudo respirar con normalidad, Stiles se limpió la boca abruptamente y resopló, cerrando los ojos e intentando ignorar el hecho de que aquello que había pasado le había gustado, le había parecido muy excitante. Quizás la monotonía de su vida había hecho mella en él, y el hecho de ser usado -no tenía otra terminología- le había hecho sentir impotente ante las sensaciones que lo embargaban por culpa de las manos del señor Hale.

Su cerebro intentaba repudiar los pensamientos de satisfacción que le había producido aquel encuentro porque, joder, no estaba bien, salía con Lily, amaba a Lily, pero su suegro, su maldito y erótico suegro llegaba y le hacía plantearse que el ser dominado era tan gratificante. Tan excitante. Tan prohibido que asustaba, y tan jodidamente erótico que hasta el sabor de su propio semen lo podría volver a poner duro, porque su corrida había estado previamente en los dedos de Derek.


Salió al pasillo en silencio, dirigiéndose al baño y encerrándose en él. Respiró hondo y se miró al espejo, viendo que tenía el pelo hecho un desastre, los labios enrojecidos y restos de su semen seco en la comisura, ahí donde se lo había dejado Derek.

Se lavó la cara casi con violencia, queriéndose quitar la sensación de placer que lo invadía, pero fue en vano. Gruñó con frustración y se desvistió, metiéndose en la ducha y dejando que el agua fría le relajara los músculos.


Pero él se sentía hervir allí dentro. Estaba aún excitado, a pesar de que se había corrido hacía escasos minutos. Pero era efecto del morbo que sentía de que Derek ejerciera tal control sobre él. Se sentía sobrepasado, y se mordió el labio mientras se duchaba, intentando alejar de su mente los besos y el rudo trato que le había dado.

No sabía que ser usado le traería tantas sensaciones, pero estaba tremendamente obsesionado con su suegro. No sabía si aquello era bueno, pero no podía evitarlo.


Recordó la corrida del señor Hale en su camiseta, y el asco que le había dado entonces pero, ¿de verdad fue asco? ¿No fue miedo, temor a que no le había disgustado del todo? Torció el gesto porque así era, se daba cuenta en ese momento: lo que le hizo tener esa reacción con Derek fue el simple hecho de temer a lo desconocido.

Al menos al día siguiente se iría de aquella casa de locos, y podría poner tierra de por medio y olvidarse de aquello.


***


Derek deshizo la cama, aún un poco mareado por haber empezado a beber horas antes. Había acabado con una de las botellas que el club de golf de Beacon Hills le había regalado, y todo porque necesitaba librarse de los pensamientos tan lascivos que había tenido todo el día.

Pero éstos fueron a peor.

Suspiró pesadamente y se metió en la cama, lamentando al cabo de unos minutos no haberse lavado la mano, ya que la tenía pegajosa de haber masturbado a Stiles.


Dios... cerró los ojos y soltó un jadeo, ya que le vino a la memoria la cara de placer del castaño, con los labios enrojecidos, convulsionando de puro placer gracias a sus manos...

Notaba que se endurecía por momentos, no era normal aquel deseo que lo embargaba, pero a la vez estaba muy mal. Aquel chico ni siquiera quería que lo masturbara y él lo había hecho, ¿se consideraba violación? ¿Había violado al novio de su hija?


Gimió en voz baja porque aquel pensamiento lo excitó, ¿es que había perdido totalmente el juicio?

Daddy-in-law (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora