Capítulo 21

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—Muy bien —declaró Olivia, apartando un rizo rebelde que caía discreto sobre su ojo izquierdo—, explícame ¿qué mierda escuché en esa última canción?

  Axl pareció indiferente al principio, su mirada se dirigió a la de Olivia luego de tomarse su tiempo en encender un cigarrillo y tomar una larga calada de éste.

 —¿No te gustó la canción?—cuestionó el pelirrojo con un atisbo de diversión en su mirada que no pasó desapercibido para la muchacha, sin embargo, prefirió no prestarse a sus juegos.

 —No estoy para estupideces, Rose, tengo un jodido hermano, ¿sabes? Ese mismo que es tu amigo y siente aberración por cualquiera que se me acerque—inquirió la menor.

  Se encontraban en la habitación de la chica, ambos en la cama y ambos con una resaca que se encargaban de disimular de una manera óptima en demasía. Luego de la fiesta que se habían improvisado el día anterior en la casa Isbell, de alguna manera Olivia sabía que las cosas cambiarían bastante a futuro, que ese había sido un comienzo de algo grande, pero ahora mismo estaba prefiriendo reclamarle al pelirrojo en lugar de felicitar su arduo trabajo, pero es que ¿qué podía hacer? Él era jodidamente estúpido al colocar sus gemidos (¡sus gemidos!) en una canción que, ella suponía, sería reconocida a nivel nacional y, con suerte, luego a nivel mundial.

—¿Puedes callarte? Mi cabeza explotará—bufó él, la molestia bañaba sus palabras. Divisó la mirada de advertencia de la chica a su lado y no pudo evitar bufar nuevamente—. Déjalo ya, nena, si Izzy pregunta será demasiado fácil decirle que es alguna puta y listo, el jodido problema resuelto.

—Es tan fácil para ti decirlo.

It's so easy, so fuckin' easy!—cantó Axl con diversión, sonriéndole a Olivia como para infundirle algo de confianza. Supo que había funcionado cuando ella esbozó una sonrisa con más tranquilidad y se abalanzó sobre él para besar sus labios.

—Hey, pelirroja, estoy realmente orgullosa de ti, ¿sabes?—dijo ella al separarse del beso para luego abrazar a su amigo (daba igual lo que fueran, ni siquiera tenía ganas de etiquetar en ese preciso instante).

—Tú inspiraste varias de esas canciones, nena, sin ti no habría Guns N' Roses—admitió él, para luego volver a besarla mientras estrujaba la punta ardiente del cigarrillo en la mesita de noche de la habitación.

  El beso comenzó a subir de tono, Olivia se subió sobre Axl mientras sus lenguas luchaban por obtener el dominio de la acción. Cada beso que se daban se sentía tan bien, todo lo que no debían estar haciendo, las travesuras que cometían desde que eran apenas unos niños estúpidos no paraba de sentirse bien, simplemente eran jodidos amantes de lo prohibido, de ocultarlo todo. Muy a pesar de todos y cada uno de los reproches de la rizada, todo se ponía en su contra cuando miraba las orbes verdes cual faroles resplandecientes del mayor. 

  Se perdía.

  Ella se perdía en las acciones del contrario, desde un sutil movimiento de sus manos hasta cuando las mismas se entralazaban detrás de su espalda. Se perdía en el movimiento de sus labios cuando Axl hablaba, en la potencia de su voz cuando gritaba o cantaba notas altas, en el profundo aroma de su ropa y en las demostraciones que él y sólo él sabía hacerle para perderla, perderla y sólo perderla.

  Todo acabaría, ella lo sabía en el fondo. Sólo restaba pensar en su hermano o en todas las tonterías que realizaba junto al pelirrojo y a Olivia sólo le restaba reconocer que todo se pondría en su contra como siempre lo hacía.

  Pero nada de eso podía ser tan malo, ¿cierto? Mucho menos cuando tenía a Axl Rose cerca suyo, mientras podía continuar flotando en su nube y viviendo un cuento de hadas distorsionado con sexo, drogas y rock n' roll.

Yo soy la Rocket Queen. [Axl Rose]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora