Capítulo 23

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  La mañana del sábado en el que, oficialmente, Olivia se encontraba en una clase de extraña depresión que no le permitía salir a responder los pedidos casi desesperados de Izzy por verla y saber que le sucedía, durante tres semanas, terminó por suceder.

  Todos estaban preocupados por el estado deplorable en el que Olivia se encontraba, ella no comía, sólo bebía agua y parecía tan sólo poseer la capacidad de pensar sin detenerse. Su hermano se había encargado de llamar doctores para que intentaran ayudarle, pero por más que pudieran abrir la puerta e ingresar al lugar de ambiente hostil, no la recuperaban.

  Olivia parecía perdida, sumida en los pensamientos que agolpaban dentro de su mente una y otra vez y no paraban ni un sólo momento.

  Ella no quería sufrir, no por Axl, no asumía lo enamorada que estaba de él y el habérselo planteado finalmente, seguido de recordar lo jodidamente famoso que el pelirrojo podía volverse en un abrir y cerrar de ojos, sólo sabía producirle un terror profundo y un llanto enorme pero sin lágrimas ni sollozos.

  Luego de días de psicólogos intentando examinarle y doctores encargándose de pasarle los nutrientes necesarios para su cuerpo mediante suero, fue inevitable el internarle en una clínica y Olivia gritaba en su interior.

  ¿Qué mierda le pasaba?

  Se sentía en coma pero más viva y deprimida que nunca. Ella escuchaba, pero no podía responder, tampoco intentaba moverse porque ni siquiera sabía si podría hacerlo. Y a todo eso, Axl había viajado a New York sin saber la situación de su mejor amiga.

  Olivia necesitaba a Axl a pesar de haberle evitado durante tanto tiempo y llegar al punto de entrar en un extraño trance que parecía carecer de solución alguna.

  Pero ese sábado, Axl regresó y cuando hundió el rostro en sus manos y se echó a sollozar profundamente frente a la camilla donde Olivia descansaba, ella volvió. Primero fue un leve movimiento de sus dedos, luego intentó durante más de cinco minutos ejecutar algún deslizamiento de su brazo para poder tocar a Axl y se quejó entre dientes, haciéndole levantar la mirada al pelirrojo.

—Liv, nena —musitó Axl, sus labios secos estaban entreabiertos y sus orbes verdes brillaban con intensidad en aquella ocasión—. ¿Qué te ha sucedido?

  Olivia quiso responder, sin embargo se le imposibilitó tal acción cuando unos labios suaves se posicionaron sobre los suyos, creando la versión más deprimente de La Bella Durmiente. Todo aquello era real, Axl estaba ahí, no se iba, no la abandonaba, estaba besando sus labios como si nunca nada hubiera pasado y se sentía tan bien que dolía.

  ¿Cómo podía sentirse tan correcto?

—No me abandones —consiguió hablar titubeante y apenas entendible Olivia cuando sus labios se separaron.

—¿Qué estás diciendo? —susurra Axl, parecía no comprender nada referente a la situación—. Jamás te dejaré, yo te amo, tú eres mí dulce niña, mi Rocket Queen, me destruyó saber el estado en el que te has encontrado, nena, ¿qué mierda pasó?

  ¿Ese era Axl Rose? ¿Ese era el mismo idiota arrogante de todos los días? Olivia no sabía si reír, llorar o morir ahí mismo, porque sabía que morir luego de que Axl había pronunciado esas palabras, sería morir en paz y con una vida realizada.

—Te amo, Axl —admitió Olivia, se sentía más real y puro que nunca, se sentía como quitarse un gran peso de encima—. No quiero que me dejes cuando te vuelvas famoso y yo pase a estar a la izquierda del cero y...

  Una máquina comenzó a sonar constante y ruidosamente indicando cómo sus pulsaciones se volvían más rápidas debido a los nervios que experimentaba al balbucear esas palabras que sólo Rose parecía entender. Él acarició su cabello y Olivia entendió que debía calmarse antes de que ingresaran mil médicos a revisarla y sacasen a la única cura que ella necesitaba.

—Oh, joder, nena —Axl comenzó a formar oraciones entre dientes, se humedeció los labios con la lengua antes de continuar—. Tú sabes que soy una mierda para todo, lo sabes. Yo soy un resentido de mierda que odia la vida desde que nació y que está en busca de un sueño que parecía ser imposible desde mi niñez pero... —El pelirrojo dudaba, él sentía estar arrojando todo su orgullo de macho a la basura y para Olivia todo era tan real e irreal a la vez—. Tú eres lo único que está bien en mí vida, ¿entiendes? Y no te dejaré jamás por más famoso que pueda volverme y toda esa mierda que te planteas.

  Olivia le creyó todo y ella definitivamente no debería haberlo hecho, él era Axl Rose después de todo, y ella la devastada Rocket Queen que años después necesitó un hombro, un amigo y sólo se hundió en mares de hiel durante años.

Yo soy la Rocket Queen. [Axl Rose]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora