Subastada? INITIUM [Visión Roth Montalva] I **CORRIGIENDO**

Capítulo 72

"Infierno en vida, los seguidores mi cielo"

Estoy en el departamento, en mi cama siendo más exacta. Copo está en mi estómago durmiendo.
El trabajo ha sido duro últimamente. Ámbar se ha encargado de molestarme hasta por si acaso.
Me estoy aburriendo de ella.
Cata toca mi puerta.

-Ro, estoy haciendo un brazo de reina. ¿Te traigo cuando termine?
-Como quieras. -dije con los ojos cerrados.

Siento que Cata aún no sale de la habitación, así que abro un ojo.

-Ro, ¿Quieres hablar?
-No gracias. Estoy ansiosa por probar lo que estás haciendo.

Ella me sonríe.
Sale y Copo la sigue.
Es una gatita muy adorable.
Me llega un mensaje de Dylan.

- Hola Ro
- Hola
- ¿Tienes algo que hacer?
- No, por?
- Era para ver si nos podríamos juntar, que te parece?
- Bien. A qué hora?
- Como a las 7. En unas 2 horas más iré a buscarte.
- Ok, te espero :3
- Nos vemos

Dylan es muy tierno. No me sorprende la cantidad de chicas que están detrás de él.
Caballeroso, guapo... Es como un hombre soñado.
Se me apetece un café.
Busco una chaqueta y me la pongo.
Salgo de la habitación y tomo el ascensor.
Cuando llegué al primer piso, vi al Señor de siempre, pero ésta vez iba en dirección a la salida.
Le seguí, pero paró un taxi, y antes de entrar dijo:

-Te dije que no te ibas a casar.

Luego el taxi arrancó.
No me lo puedo creer.
Intentando borrar al Señor de mi cabeza, comienzo a caminar en dirección a la cafetería.
Me siento y me traen lo que pedí, un café normal.
Una pareja de amigas se acerca y me piden fotos.
Continúo tomando café.
Me siento tonta, muy tonta. ¿Cómo pude hacerle eso a Fer?
Casarme sin poder borrar a una persona de mi cabeza... ¿Por qué te preocupas Roth? Él ya se debe estar casando con esa "Josselyne Alegría" y... Ser muy... Felices...
Comienzo a llorar en silencio.

-Ro, ¿Pasó algo? -me preguntó Antonella.
-No, -seco mis lágrimas -estoy bien. ¿Qué haces por aquí Anto?
-Bueno, iba a quedar con Cristina, pero no ha aparecido. ¿Realmente estás bien?
-Sí... -suspiré -no, realmente no.

Caen unas lágrimas.
Anto las seca con su dedo índice.

-¿Qué pasó Ro?

Saqué el periódico de ese día y se lo mostré.
Ella comenzó a leer la portada.

-"Hijo del millonario Cortez, se casará con Josselyne Alegría. ¿Será la pareja del siglo?" ¿Pasa algo con él? ¿Es tu amor platónico?
-No... No es eso.
-¿Y entonces?
-Con Matt... Nos íbamos a casar.

Se quedó boquiabierta.
Miro el café.

-Ro, ¿Hablas en serio?
-Sí. Nos íbamos a casar, pero me tuve que ir por culpa de su padre... Lo extraño tanto.
-Ro, tranquila.
-Eres muy amable Anto.
-Linda, me tengo que ir. Cuidate.
-Igual.

Se fue.
Me llega un mensaje de Dylan.

-Ro, y si nos juntamos ahora?
-Bueno
-Te iré a buscar.
-Ok.

Tengo que analizar tantas cosas. Siento que todo se está yendo en mi contra por las cosas malas que alguna vez hice.
Mi mamá me dijo que papá estaba por aquí.
No sé si tiene derecho a que yo le diga así.
Alguien toca mi espalda.
Ámbar de mierda.

-Hola casada. -dijo con el mismo tono burlón de siempre.

Suficiente.

-Hola perra asquerosa.

Me miró sorprendida.
Realmente ya me hartó.

-¿Cómo me llamaste?
-¿No son suficientes limpiadores de oídos? Al parecer, esos ya no sirven, tus orejas de zorra son demasiado peludas.
-¡Retractate!
-Jamás.

Nos miramos fijamente a los ojos.

-Ro, ¿Quién es ella? -dijo una chica.
-Eso no es de tu incumbencia mocosa. -le respondió Ámbar.
-Ah no. Con mis seguidores no te metas.
-¿Seguidores?

Diferentes jóvenes se comenzaron a levantar.
Esto no te irá para nada bien pequeña zorra.

-Ro, ¿Quién es ella? -repitió pero un poco más enojada.
-Ella me hizo un infierno cuando tenía 15 años. Ahora está haciendo lo mismo.

Mis seguidores comenzaron a insultarla.
Luego de disfrutarlo por unos segundos, decidí que ya era suficiente.

-Basta, ya es mucho.

Nos comenzamos a tomar unas fotos.

-Eres una perra malparida. -me dijo Ámbar.

Me levanté y le di un puñetazo en toda la nariz y luego una patada para que cayera al suelo.

-Mi rostro... ¡Maldita!

Se levantó, tomó un taxi y se fue.

-¿Qué pasó Ro? -me preguntó Dylan.

Oh demonios.

-Eh, un problema con Ámbar.
-¿Reciente?
-Eh... No.
-No entiendo.
-Algún día te contaré cómo me conocí con Ámbar.

Me tomé unas fotos y luego caminamos por el parque.
Compró unos snacks y nos sentamos sobre el pasto.

-Bien, cuéntame.
-Tenía 15. Creía que ella me recibiría bien, pero fue al contrario. Comenzaron a golpearme porque me acerqué a un chico que le gustaba... Lucas. Su apellido era Johnson.
-¿Hablas en serio?
-Sí. También me hizo un "tatuaje".

Levanté mi manga y le mostré la cicatriz.

-¿Las demás también? Esas se ven recientes...

Miré hacia abajo.

-Linda. Ven aquí.

Me tiró de un brazo haciendo que mi cabeza cayera en sus piernas.
Comenzó a hacerme cariño en la cabeza.

-Vales mucho como para hacerte eso.
-Eres muy tierno. Me hacía falta unas palabras así que vinieran de la boca de un hombre.

Oh Matt... No sabes cuanta falta me haces.

-Gracias Matt.
-¿Matt?

Roth, oficialmente eres tonta.

-Olvidalo. Estaba pensando en el pasado.
-Cuesta abandonarlo.
-¿Lo quieres olvidar?
-¿El pasado? Sí.
-¿ROTH? -dijo un señor.

Con Dylan abrimos los ojos, nos levantamos y miramos a ese señor...
Es mi...

-¿Papá?
-Oh hija.

Me iba a abrazar, pero di un paso y atrás.
Él pone una cara triste.

-Hija...
-No me digas así. -dije con tono enojado.
-Roth, no te pongas así.
-¿Y QUIÉN TE CREES QUE ERES PARA DECIRME QUE DEBO Y LO QUE NO?

Dylan me tenía sujetado el brazo.
Debe suponer que soy una chica violenta.

-Roth... -me decía el señor de mi sangre.
-No te quiero ver. -le dije.
-Ro, ¿Nos vamos? -me propuso Dylan.
-Sí. Adiós señor.

Antes de que él dijera algo, me tomó del brazo.

-Roth. Eres mi hija quieras o no.
-¿En serio? Dime ¿Dónde mierda estabas a mis 15 años? Oh sí, me diste una cachetada, luego ya te la pasabas en el trabajo con la perra de tu amante.

Él me miró sorprendido.

-¿Creías que no lo sabía? Te vi con ella un centenar de veces. Ahora, ADIÓS.

Tomé el brazo de Dylan.
Me llevó a mi departamento.

-Perdón y gracias por acompañarme.
-Tranquila, creo que debías desahogarte.

Sonrió y nos despedimos.
Joder... ¡No me arrepiento del golpe!
Entré a la habitación riendo.