Capítulo 5

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-¿Quién era ese? –preguntó Fer molesto.

-Él se llama Matt.

-¿Tan cortante conmigo?

-No.

-¿No?

-No.

-¿Qué ocurre? –preguntó Jo.

-Le quitaron la virginidad de labios a tu amiga –respondió Fer. ¿Virginidad? Vaya palabra que se le ocurre decir.

-¿Cuándo? –preguntó sorprendida y con una sonrisa.

-Hace unos minutos –respondió.

Sentía que mis mofletes ardían. No entiendo la pequeña escena que tuvo Fer. Qué vergüenza.

-No lo puedo creer. Me perdí esa escena –dijo Jo triste.

-Sí... La escena –respondió incómodo. Con Jo nos quedamos mirando unos segundos. Luego Fer se fue un poco enojado.

-Vaya. Escena de celos por favor –dijo jugando.

-¿Tú crees?

-Ja. Claro que sí. Esa cara con la que se fue el niño. Dios, era de furia.

-¿Furia por qué?

-Uhm –susurra –. Porque él quería besarte, grr. De hace tiempo.

-Oh. Pero Matt lo hizo...

-Matt –piensa –. Le queda corto el nombre a ese joven.

-Él es mayor que yo por 1 año, parece.

-Tiene 14. Y tú 13.

-Uff –sarcástica –. Qué inteligente eres.

-Lo sé –ríe.

Decidimos ir al toldo a sentarnos y yo ya tenía presente que me iba a preguntar todo sobre Matt. Ni siquiera lo conozco como para que me diera un beso.

-Y... ¡CUENTA! –y le tuve que contar casi la mitad de lo que sabía –. Continúa mientras vamos a la sala –me dijo ansiosa.

-Okay.

Ya terminó la jornada de colegio de hoy. Nos encontramos los tres en el patio trasero esperando a que alguien los venga a buscar. Hoy mi madre no me podía llevar a casa. Me dio dinero para irme en taxi a casa.

-¡Roth! –me llamaba alguien.

-¿Ah?

-Es él de nuevo –me dijo Fer con un tono cargante.

-¿Te llevo a tu casa? –me propuso Matt.

-No, no gracias –dije nerviosa –. Voy a tomar un...

-Roth –se me acerca –. Insisto.

-Está bien.

-Adiós, Roth –se despide Fer.

-Adiós, Fer.

He faltado a la palabra de mi madre al decirle que nunca me subiría al auto de algún desconocido. Caminamos juntos hacia la salida. Tomó mis bolsos y nos paramos frente a la calle.

-Tenemos que esperar un poco –me dice serio.

-¿Por qué?

-Hay que esperar un auto.

-Para eso me voy sola.

-No. Ahí viene.

Era un auto completamente distinto a los autos que hay en el sector donde vivimos. Negro... Un color negro misterioso como él. El auto se estacionó frente a nosotros.

-Damas primero –dice un señor bien vestido con una cálida sonrisa.

-Ah... Gr-gracias –. Subo y luego Matt. El señor también y comienza a conducir.

-Joven Matt, mañana tiene que presentarse en la junta con su padre a las 9:00 am.

-¿Con quién?

-Eso se lo tendrá que decir él. Lo lamento por no poder informarle.

Ambos hablaban extremadamente formal. El otro, el conductor, era adulto. Ambos hablaban sobre un negocio o algo así, como si Matt no tuviera esa edad.

-¿Puedes cerrar la ventanilla, por favor? –dice Matt.

-Sí, joven.

Después de cerrar la ventanilla Matt me mira profundamente a los ojos. Me siento incómoda.

-El colegio en el que estás no es tan grande como yo imaginaba.

-¿No? Yo lo encuentro con un espacio justo.

-Bueno, cada uno tiene su punto de vista. Ahora –su tono era severo –. ¿Cómo se llamaba la persona que nos interrumpió? –Oh. ¡Olvídalo!

-Ah. Fernando. Yo le digo Fer con cariño.

-¿Te gusta? Porque para haber arruinado un momento así, debió de estar celoso. Y si a ti te gusta... va a tener oportunidad contigo.

-No –le interrumpo –. O sea... Lo quiero, pero como un amigo más. Nunca he pensado de él como algo más.

-Uff –suspira –. Qué bueno.

-¿Ah? ¿Por qué dices eso?

-Y-yo –mira a la ventana –... por nada.

Vuelve a voltearse. Toma dulcemente mi mentón y pasa su dedo pulgar por mi mejilla. Su piel es suave. Como el trasero de un bebé.

-¿Me podrías soltar, por favor?

-¿Por qué? –me dice sin quitar sus ojos de los míos.

-Es incómodo estar aquí contigo.

-¿Y por qué?

-Porque no te conozco.

-Uhm. En eso tienes razón. Pero aún así estarás aquí hasta que lleguemos a tu casa.

-Sí. ¡Oh! Se me olvido decirles la dirección –río nerviosa.

-Ja –ríe –, tranquila. Estás todavía a tiempo.

-Entonces, ¿a quién le digo?

-¿Su dirección señorita? –me preguntó el señor. Se la dije y Matt se reía hacia sus adentros. Cerró la ventanilla.

-Ja –ríe –. Qué tierna –me dijo.

-Hmm –me sonrojo –. ¿Por qué?

-Por nada –dijo aun manteniendo su sonrisa –. Miro su mano que saca algo. Era un líquido –. Cuando lleguemos a tu casa, ¿va haber alguien?

-No, justo hoy mi mamá llegará tarde. Tenía que ir a ver 3 doctores.

¿Por qué le digo eso? Ni siquiera lo conozco. Pero siento cierta confianza. ¿Será porque me salvó la vida?

-Oh. Bueno. ¿Tienes que almorzar, no?

-Sí, pero tengo almuerzo en mi casa. Está en el microondas.

-Ah. Bueno. Te iba a invitar a almorzar. Pero quizás sea para otra ocasión.

-Aquí es –interrumpe el señor. Iba a abrir la puerta pero Matt me detuvo.

-No. Espera –el señor abre la puerta.

-Señorita.

-Ahora sí.

-Adiós, Matt.

-Adiós, Roth.

Me quedé afuera de la casa hasta que se fue el auto lujoso. Madre mía. Qué guapo está.

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Subastada? INITIUM [Visión Roth Montalva] I **CORRIGIENDO**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora