CAPITULO 1

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Mi Mami dice que esta bien ir por un helado de vez en cuando. 

Yo digo que no, porque es horrible.

Mi Mami dice que tengo que probarlo primero y que tal vez me gustara.

Le dije que no porque Leigh me había dicho que es bastante frió. No me gusta el frió, porque mis dedos me duelen y mis manos se sienten como el agua que la Madre Maria pone en el refrigerador.

No se mucho sobre como hacen los helados. Pero estoy segura de que no me gustaran para nada, aunque mi Papi también dice que me gustara porque algunos saben a chocolate. Me encanta en chocolate... Porque es calentito y me hace sentir bien.

El Padre Swan dice que todo lo que hace Dios es hermoso y perfecto pero no creo que el helado sea hermoso y perfecto. 


No dudo de las palabras del Padre Shawn, pero no creo que el helado sea perfecto.

—Vamos Jadey —hablo mi madre mientras tomaba mi mano, me gusta tomar la mano de mami, se siente bien.

Camine a su lado por algunos segundos donde pude ver la capilla a pocos pasos. Me gusta ir a la capilla, pero me dan miedo las figuras que hay ahí, siento que la virgen María me observa y no me gusta ver a Jesús tan herido y con esa cara de dolor.

Mi Papi dice que las personas buenas no sufren, y el Padre Shawn siempre está hablando sobre lo muy bueno y bondadoso fue Jesús cuando vivía con su Mami y su Papi en la tierra.

—¿Hoy es domingo?— pregunte bajito mientras acomodaba mi lindo vestido blanco... Pues en la capilla no se debe hablar fuerte.

—No, nena —dice con suavidad. La mire confundida pues no venimos aquí excepto los domingos.

Mi Papi dice que las niñas buenas siempre van a la capilla a hablar con Dios los domingos, y que tengo que contarle que tal fue mi día en las noches. Y yo soy una niña muy buena, lo sé porque mi Mami y mi Papi siempre me lo dicen.

—¿Entonces porque venimos aquí?— pregunto mirando hacia mis pies.

No me gusta que la virgen maría me mire con tristeza. Aunque ella siempre me mira así, Leigh dice que ella ve así a todo el mundo. Creo que algo muy malo le habrá pasado.

—¿Ves lo que hay allá?— señalo la esquina de la enorme capilla. Sonreí ampliamente y asentí haciendo que mis dos colitas se agitaran de pronto.

—Sí, mami —dije entusiasmada —¡Es una casa de muñecas!

Aplaudí pues estaba muy contenta. Mi Papi dice que no se puede jugar en la capilla, pero ahora ¡Si puedo! Le diré a Leigh que juguemos juntas.

Mami rió por lo bajo.

—No princesa —beso mi frente sin dejar de reír. Pero podía notar su mirada apagada y baja...

¡Tal como la Virgen María!

—¿Estas triste Mami? —dirigí mi mano hasta su mejilla donde la acaricie tal y como lo hace Papi cuando me caigo en el parque.

—No nena —dice sonriendo de medio lado, asentí, no dije nada más. Pues mi Mami nunca miente.

—¿Podemos jugar ahora?— dije para empezar a caminar rápido.

Pues no puedo correr en la capilla.

—No podemos jugar aquí ¿Recuerdas? —Mami parece enojada ahora, pero ella jamás se enoja si le doy un beso en la frente. Y eso fue lo que hice para que volviera sonreír como siempre lo hace.

DEAR GOD - Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora