CAPITULO 24

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-¿Por qué te guste Perrie? –Mi voz sonó apenas en un susurro tratando de no alertar a mi Madre que está justo tras la pared.

Un silencio algo intrigante se instaló en la habitación. Mi pierna ahora esta enredada entre la suya y puedo sentir el sube y baja tranquilizador de su pecho. Su mano se encuentra junto a la mía mientras acaricia con extremada delicadeza esta con su pulgar.

-¿Por qué no me habrías de gustar?... Eres la jodida perfección.

Sonreí recibiendo con emoción aquella respuesta. Y más aún poder notar el tono serio que uso para decir aquellas palabras.

-Siempre pensé que me considerabas la chica menos atractiva del mundo –hable sin dejar de sonreír. Pero los recuerdos del pasado me hicieron reflexionar –¿Por qué siempre fuiste tan mala conmigo? –mi rostro se elevó para toparme con la mirada perdida de la rubia entre algún lugar de mi habitación. Parece sumida en recuerdos, en muy malos recuerdos.

-¿Perrie? –hablo tratando de llamar su atención.

Sus ojos azules se mueven abruptamente para hacer contacto visual conmigo. Frunzo el ceño pues luce desorientada, sé que su mente se encuentra en otro lugar ahora.

-¿Huh? –pregunta después de algunos segundos. Bufo para luego acercarme aún más a su rostro.

-¿Qué tienes? –Digo atrapando su mejilla entre mis manos –Luces perdida Pezz...

Una pequeña sonrisa se cruza por sus labios cuando me oye llamarle así. Sonrió de medio lado y beso cortamente sus labios.

-Es cierto... Estoy algo distraída –ahora acaricia mi mejilla de forma maternal, me mira como si así lo hiciese desde hace años. Como si esta escena fuera familiar para ella –Es solo que jamás imagine poder tenerte así, siempre pensé que jamás me perdonarías todo lo que te hice pasar.

Hice una mueca para luego reír por lo bajo –Sonara estúpido pero jamás te tuve rencor Pezz –mis ojos se dirigieron hasta sus labios y sonreí aún más cuando vi aquellos ojos iluminados de pronto –Vaya que tenía razones para hacerlo... -rio por lo bajo –Pero siempre supe que eras una increíble persona tras aquella imagen ruda que intentas mostrarle a todo el mundo.

-Eres un precioso Ángel Jade...

Mi corazón detuvo en cuanto le escuche. Aquella frase siendo tan conocida y particularmente familiar para mí. Le mire por algunos segundos convenciéndome de que era una idea muy estúpida. La mirada azulada e inocente de aquella niña de ojos bonitos viniendo a mí.

No puede ser ella...

Perrie llego a mi vida mucho después de aquel incidente en donde desobedecí a mis padres por primera vez. Desde que aquella niña de ojos bonitos y harapos lastimosos me regalo aquella caja que he conservado con tanto apego desde aquel entonces.

-¿Qué dijiste? –pregunto después de algunos segundos, completamente atónita ante la sonrisa burlona de Perrie en ese instante.

-Ángel... Eso eres –susurro sobre mis labios, haciendo que algo aleteara en mi pecho. Aquella sensación de conocimiento en sus ojos –Un hermoso ángel con un vestido blanco más hermoso aun...

Mis labios se entreabrieron sintiéndome completamente idiota. Mis ojos pestañearon con rapidez y pude sentir la sensación de vacío en la boca de mi estómago. Justo ahora siento que su cercanía no es suficiente y voy a terminar por desfallecer.

-¿Q-que... -dije en un balbuceo inestable.

-Tarde diez años Ángel –una sonrisa un poco desconocida para mí se formó entre sus labios. Le mire con perplejidad mientras me levantaba un poco de ella, las lágrimas viniendo a mí con rapidez, los recuerdos de aquella única noche que pasamos en mi infancia asaltándome de pronto.

DEAR GOD - Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora