CAPITULO 12

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-Siento haber interrumpido –la directora suena severa y yo solo puedo maldecir a Perrie por meterme una vez más en este tipo de problemas –Lo que sea que estuviesen haciendo ustedes dos.

La ceja de la rubia se eleva y entonces me doy cuenta de lo muy divertido que es para ella esta situación. Le miro con desaprobación, y a la directora Bullet con suplica.

-Juro que no estábamos haciendo nada malo –hable con rapidez –Solo le explicaba algo a Perrie sobre la clase es todo...

Miro de reojo a la ojiazul quien ahora juega con las banderillas sobre el escritorio prolijo y de madera. Resoplo para luego revolver los ojos.

Sé que no le interesa en lo absoluto meterse en problemas, ya debe estar más que acostumbrada. Pero por mi parte, no puedo darme el lujo de causar más problemas que los que ya me aquejan.

-Perrie... -digo suplicante, tratando de atraer su atención.

-Es cierto –dice pero su atención sigue fija en la acción de sus dedos con el objeto en miniatura de la bandera británica –Lo que dice la monjita es cierto –ahora suena a burla, lo que me hace enrojecer de ira.

-¿Qué hacías explicándole a Perrie encerradas en el salón de química? –pregunta mirándome bajo sus lentes que se solo usa para parecer más intimidante. Bajo mi cabeza y tímida elevo mis hombros.

-Afuera había mucho ruido –trato de sonar convincente –Además... sabe lo muy fácil que es Perrie de distraer –tuerzo mi boca lo que hace reír a la mujer de avanzada edad.

La rubia eleva la vista de la mesa, dejando su juego a un lado para mirarnos confundida.

-¿Qué? –pregunta confusa.

Rio al igual que Bullet.

-Ahí lo tiene –le señalo, la chica ahora me mira amenazante y yo solo lo puedo encontrar adorable.

-Muy bien –interviene la directora para empezar a caminar hasta su asiento tras el escritorio –No voy a tomar represalias con ustedes por ahora –le miro esperanzada. La rubia solo se recuesta irrespetuosamente sobre el asiento –Solo lo hago porque creo en tu palabra Jade –me mira tratando de indagarme con solo sus ojos grises –Sé que eres incapaz de mentirme –ahora trata de persuadirme.

Me voy a derretir en manos de satanás.

Muerdo la parte interior de mi mejilla evitando el verdugo que es la culpa y mis principios lo más que puedo.

-No lo haría –escucho una leve risita y sé que proviene de mi compañera. Que ahora tiene su mochila sobre su hombro.

-¿Me puedo ir ahora? –pregunta altanera.

-Claro que puede señorita Edwards –hace una seña con sus manos –Y por cierto... Procure alejarse de los problemas, su expediente se lo suplica –una sonrisa maliciosa se escapa de los labios de la directora, lo que hace a la chica apunto de emprender su camino resoplar.

-¿Puedo irme también? –trato de sonar lo más posible tranquila.

-Claro que si –dice sin estar del todo convencida. Lo sé por su expresión –Jade –pronuncia justo cuando estoy decidida a cruzar el umbral para enfrentar a la molestia guapa y rubia que iba enfrente mío. Volteo para encontrarme una vez más con el rostro acongojado de la directora Bullet.

-Decía directora –le miro con temor. No quiero un interrogatorio ahora que noto a mi compañera desapareciendo hacia los pasillos.

El silencio aparte de incomodarme me empezaba a impacientar. Su mirada grisácea recorre mi rostro en busca de la verdad y yo solo puedo bajar la vista –Solo quiero decirte, que espero busques mejores amistades.

DEAR GOD - Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora