CAPITULO 23

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Norma frunció el ceño, pues la voz proveniente de dentro no se le hacía parecida a Camila y mucho menos a su hija. Se apresuró a abrir la puerta tratando de hacer el menor ruido posible, sintió su corazón latir a una velocidad alarmante con la sola posibilidad que fuera lo que estaba empezando a sospechar.

La puerta por fin cedió y pudo observar una escena bastante confusa. Jade estaba acostada en el sofá con el cabello revuelto mientras cambiaba de canal con el mando entre sus manos.

Su entrecejo se frunció deduciendo que había algo turbio en aquella paz tan fingida. Se acercó a pasos lentos hasta llegar al lado de su hija con la ropa mal puesta. No se inmuto en llegar hasta esas acusaciones.

-¿Estas bien? –pregunta de pronto sintiendo los ojos avellana de su hija mostrar ese brillo juguetón que alguna vez pudo ver en su infancia.

Jade hizo una mueca mientras seguía cambiando de canales sin detenerse si quiera a ver la programación –Pues no del todo –se quejó –Parece que no dan nada bueno en la tele estos días...

Normal asintió sin dejar de dudar verdaderamente que estaba ocurriendo –Escuche algunas voces cuando estaba por entrar –Jade levanto su vista hacia la de su madre para sonreír de medio lado -¿Esta Camila aquí?

Su hija negó.

-No –afirmo con completa seguridad de sus palabras –Ella se fue poco después de que tú lo hicieras –mintió –Tal vez escuchaste la televisión...

La mujer trato de dejar el tema a un lado, tal vez ella tenía razón y solo estaba muy cansada -¿Compraste Pizza? –pregunta enarcando una ceja al ver la caja con una enorme pizza casi sin tocar –Y Frozen Yogurt –hablo tomando el envase entre sus manos. Jade balbuceo una maldición por lo bajo y se sentó para acomodar su cabello tras su oreja.

-Bueno... Leigh Anne estuvo un par de horas aquí –hablo tratando de sonar convincente –Trajo Pizza –sonrió deseando que dejase de hacer tantas preguntas. Sin embargo Norma aún no estaba lo suficientemente convencida con sus pobres intentos de deshacerse de ella.

-Así que Leigh Anne trajo pizza –hablo mirándola fijamente. Conocía a su hija y sabía que no había modo de que le mintiese mirándola a los ojos. Jade asintió de forma convincente, Norma sonrió irónica –Y no comieron nada.

Jade entreabre sus labios no estando del todo preparada para aquella pregunta, la castaña chica solo hizo una seña con sus manos tratando de agarras las ideas que no llegaban a su mente –Pues... Ya sabes cómo es, me hablaba de su novio y terminamos por ignorar la pizza –dice rápidamente. La mujer se alejó un poco de su hija sin estar dispuesta a discutir por asuntos de chiquillas –Si tienes hambre puedes comer, a mí ya se me quito –hablo sonriendo ampliamente confundiéndola. Jade hace años que no se mostraba de este modo, la luz en sus ojos es un tanto perturbadora.

O al menos para la mujer con el ceño fruncido.

-No, ya comí –hablo tratando de sonar amable. Pero estaba cansada y solo quería ir a dormir –Ya me voy a descansar... Te veo mañana, que tengas una linda noche.

Jade sonrió de medio lado pensando en lo muy malo que era el intento de su madre por lucir medianamente cómoda con su presencia. Ya se había acostumbrado a ser tratada como un desconocido y el que ella intente si quiera remediarlo le hace sentir mil veces más incómoda.

-Descansa –hablo haciendo un gesto con su cabeza.

Los pies de Jade pegaban insistentemente con la baldosa mientras la veía subir las escaleras. Impaciente porque ella desapareciera rumbo a su habitación.

DEAR GOD - Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora