CAPITULO 27

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-Esto luce asombroso -digo sintiendo que mi boca se hacía agua gracias al olor. Leigh Anne ahora saltea verduras con ese profesionalismo que siempre he amado. Su sonrisa me hizo saber que ya no está molesta y eso me pone en distintos niveles feliz. Decidió que sería buena idea cocinar juntas, aunque yo apeste en esto de la cocina ella es particularmente buena. Siempre me impresiono lo bien que se desenvuelve en esto -No puedo esperar para comer, tengo un cráter en el estómago.

Escuche la risita burlona de mi amiga para después dirigir la cuchara de madera con salsa de tomates casera con la que acompañaremos los vegetales con pollo. Cerré los ojos trasladándome a ese mundo delicioso y tan familiar del que nunca desearía salir. Sonríe de medio lado mientras asentía encantada -¿Y? -Dice curiosa -¿Te gusto? -ahora sonríe de forma encantadora y yo solo le arrebato la cuchara de la mano para disfrutar en mi plenidad de su delicioso sabor.

-No sé si esto responda tu pregunta -hablo entre risas mientras lamo con desesperación el restante de salsa en ella. Leigh Anne solo puede sonreír, sé que también le duele discutir conmigo, siempre hemos sido mejores amigas y jamás nos hemos distanciado como para tener una pelea de mucho tiempo. Por lo general alguna de las dos (Especialmente yo) da su brazo a torcer y termina disculpándose.

-Eres una ordinaria -ríe entre dientes y le miro fingiendo indignación.

-Es tu culpa por creerte Martha Stuart -hablo burlona mientras ella golpea mi hombro fraternalmente.

Los minutos pasaron y la comida pareció estar lista. Yo me encargue de poner la mesa mientras mi amiga depositaba la cena en los respectivos platos. No había que esperar más, mi estómago pedía a gritos ser llenado.

-Lamento también haberme comportado como una perra -dice llevando la cuchara hasta su boca. Puedo ver la diversión en su mirada, sabe que odio que se llame de esa forma así que solo puedo revolver los ojos.

Tal vez si se comportó como una perra.

-Lo sé -digo riendo -Creo que yo también fui algo perra los últimos días -digo jugando con mi pollo un poco. Los ojos de mi amiga se abrieron considerablemente y se de antemano que se muere porque le cuente.

-¿De qué hablas? -Dice fascinada -¡Jade Thrilwall! No me digas que es lo que estoy pensando... -me mira cómplice, y sé que ni siquiera es lo que se le pasa por la cabeza.

-Estoy segura de que no lo es -le miro inquisidora. Tengo que contarle es prácticamente como esa hermana que jamás tuve. De algún modo jamás le quise revelar nada sobre las dudas que tenía sobre mi sexualidad, no porque pensara que ella me juzgaría simplemente era difícil de decir y lo sigue siendo.

Además, sé que odia por completo a Perrie.

Su entrecejo se frunció y puso sus codos cobre la mesa dejando la deliciosa y humeante comida en el olvido. Yo decidí seguir comiendo, pues no quiero verle a los ojos ahora.

-¿Ah no? -Pregunta algo confundida -Ni siquiera sabes en que estaba pensando -ríe entre dientes, yo ladeo un poco mi cabeza asintiendo.

-Sé que te refieres al idiota de Jed -hablo esta vez levantando mi mirada, su rostro palidece en cuanto lo menciono -No tiene nada que ver con él, sabes bien que no me agrada.

Una leve sonrisa se curvo en sus labios y de alguna forma sé que le alegra. Tampoco fue santo de su devoción jamás.

-¿Entonces? -Dice entusiasmada -Conseguiste un nuevo galán picarona... -me guiña y yo solo puedo sentir asco por la sola idea. No se cómo ni cuando empecé a sentir tanto repudio contra el género masculino.

-No exactamente... -digo algo tímida perdiéndome entre el plato medio lleno. Tomo el vaso con zumo de naranja y lo llevo hasta mi boca. Leigh Anne esta en silencio ahora y sé que de alguna forma se siente extraviada en nuestra conversación.

DEAR GOD - Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora