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Capítulo 49

Cuándo dije que nuestro bebé debería llegar cuando el quiera, jamás pensé que eso sería tan pronto. Paso la mano que tengo libre de agujas por mi cabello.

Miro por la ventana de la habitación, Adam hizo que me cambien a una habitación más linda.

La puerta de la habitación se abre y por ella entra Adam. Me sonríe y camina hasta donde estoy. Deposita un beso pequeño en mis labios.

—Buen día.—Me dice sonriendo aún.
—Hola.—Le digo y el acaricia mi mejilla.
—Mira lo que te traje.—Me dice mostrándome una sortija.
—Yo quería ponerla.—Le susurro.
—Podemos hacer la ceremonia en otro momento. Ya estamos casados.
—¿Dónde está mi vestido Adam?.—Pregunto y el hace una mueca.
—Me deshice de el. Tenía manchas de sangre, estaba roto y nos trajo mala suerte.

Suspiro y vuelvo mi vista hacia la ventana. Siento como Adam desliza el anillo por mi dedo y luego deposita un beso.

—Me había enamorado de ese vestido.—Susurro y el acaricia mi brazo.
—Era hermoso. Puedes pedir que te hagan uno igual a ese. Apuesto que guardan los moldes.
—¿Cómo está Stay?.—Pregunto y el me da una pequeña sonrisa.
—Sigue algo media aturdida... ¿Tu sabías que ella intento protegerte del golpe?.—Pregunta y yo entrecierro mis ojos.

—Bella, no se si te has dado cuenta o no, pero te... ¡Estas casando con mi ídolo!.—Dice Stay haciendo que mamá ría.
—Créeme Stay sigo pensando que esto es una de esas historias que tu escribías de ellos. Y sólo soy un personaje.
—Con una vida de dolor pero dentro del dolor hay cosas buenas ¿No?.—Dice mamá y yo le sonrió, más por obligación que por otro motivo.
—Mi chiquitin crece tan rápido.—Dice la madre de Adam y yo río.
—Nunca pensé tener un amor tan profundo y tan real. Pensé que sólo se conseguían en libros.
—¡Cuidado!.—Grita mi mamá asustada. Miro por la ventanilla a un auto a menos de veinte centímetros del nuestro. Logró ver a los que conducen. Dos niños. No mayores de 17 años. El auto impacta y siento que algo se pone delante mío.

—No sabía que era ella.—Susurro algo sorprendida.
—A pesar del accidente, tuvieron suerte. No hubo daños mayores para ustedes, los del otro auto murieron.
—Yo... por alguna razón me duele que hayan muerto. Los vi, Adam. Eran dos niños.
—Uno tenía cinco años y el hermano tenía quince. Según me dijeron, el mayor llevaba al pequeño al hospital porque no podía respirar.

Por alguna razón, lágrimas caen por mi rostro. Me imagino el dolor de la madre al perder a sus dos hijos. Pienso en todas esas cosas que ellos no podrán hacer de su vida. Dos vidas pérdidas. ¿Dónde estaban sus padres? ¿Porqué el niño tuvo que tomar el auto para llevar a su hermano al hospital? ¿Porqué no lo llevaron ellos?

— Bella.—Me llama Adam, yo lo miro y el acaricia mi mejilla.
—Estoy algo shockeada.—Le digo y el asiente. Intento sentarme en la cama, pero un dolor se apodera de mi pecho.
—Hey amor no, recuestate.—Me pide y yo asiento. Cierro los ojos y intentó borrar la imagen de los dos niños.

Una mano sobre mi estómago me trae de nuevo a la realidad. Abro mis ojos y sonrió al ver a Adam darle pequeñas caricias. Me regala unas de sus hermosas sonrisas.

—No puede creer que tengamos un bebé aquí dentro.—Susurra y yo pongo mi mano libre sobre la suya.
—Tampoco yo. Pero me gusta, me gusta estar embarazada de ti.
—Te prometo que nada malo voy a permitir que les suceda, ustedes dos van a estar bien. No volveré a fallarte, amor.
—Nunca lo has hecho.—Susurro y el deposita un beso en mi boca.

Por la tarde, estoy sola. Adam tuvo que ir a una reunión de la banda y mi madre tuvo que ir a trabajar.

Tomo mi celular y entró a twitter, leo las cosas que las fans de Adam ponen sobre nosotros, pero está vez ignoró los malos comentarios. No voy a centrarme en ellos como lo hice en el pasado.

Algunos tweets son bellos y los marcó con un corazón. Hay una foto de mi boda por civil sacada por una de las fans que estaban allí. Adam me sujeta por la cintura y yo lo miro. Es una foto hermosa y la cito etiquetando a mi marido junto a un corazón.

La puerta de la habitación se abre y levantó la vista de mi teléfono. Me sorprendo cuando veo a Adzelene. Por alguna razón siento miedo. Así que marcó rápidamente el número de Adam. Disimuladamente toco el botón que es para llamar a las enfermeras.

—Aquí es donde debes estar.—Me susurra ella y yo respiro hondo.
—Te pido que por favor te retires.—Le pido y ella niega con la cabeza.
— Me robaste a Adam perra desgraciada.
—Yo no le robe nada a nadie. Adam ya no era tuyo.—Susurro. La puerta de la habitación se vuelve abrir y entra un doctor.
—¿Usted llamo?.—Pregunta el y yo asiento.
—Está señora me está molestando y me duele la cabeza.
—Señora, le pido que se retire.—Dice el doctor y Adzelene parece querer hacer algo. Se acerca a la camilla mía y en un rápido movimiento, hace que la vías donde recibo antibiótico y suero sean arrancadas de mi piel. Suelto un gran grito de dolor y el doctor la saca junto a uno de seguridad de mi habitación.

Miro mi brazo sangrando, no puedo evitar llorar porque definitivamente ella me ha lastimado. El doctor vuelve a la habitación y me comienza a limpiar el brazo con alcohol que logra hacerme arder más. Cuando puedo ver como quedó mi brazo puedo confirmar que odio a la ex de mí marido. El doctor me venda el brazo con cuidado y vuelve a infectarme todas las cosas en mi brazo sano.

Una hora más tarde, Adam entra a la habitación. Me mira confundido al ver mi brazo.

—¿Qué te sucedió?.—Pregunta preocupado.
—Adzelene. Esa perra endemoniada sucedió.—Digo y el camina hacia mi. Se sienta en la camilla y toma mi mano.
—¿Me puedes explicar?
—Ella vino a la habitación. Dijo que yo merecía estar aquí y que te había robado a ella. Adam no quiero volver a ver a esa mujer. No la quiero en mi vida ni en la de mi hijo. Tampoco la quiero en la tuya.
—¿Qué te pasó en el brazo?.—Pregunta molesto.
—Te llame por teléfono y llame a las enfermeras con el botón. Vino un doctor y le dije que ella me estaba molestando. Ella se acercó y de repente me arranco las vías de la piel.
—Se acabo, la voy a denunciar.—Dice furioso. Se pone de pie y tira de su cabello.—Para engañarme y lastimarme a ella no le importe pero ahora que rehice mi vida lejos de ella parece que le importó.
—Ella pensó que siempre estarías como Su perrito.
—Se equivocó. Si me lastiman yo no lo perdono. Me duele y luego sigo adelante.
—Eso ella no lo pensó.
—La denunciare y pediré una orden de restricción para ella. No va hacer que mi promesa se rompa.

Strong [The King. 1/4] Borrador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora