Strong [The King. 1/4] Borrador

Capitulo 27 "Renunciar"

Capitulo 27

A veces la vida te pone obstáculos, barreras para probarte que tan fuerte eres. Para demostrarte cuánto es que eres capaz de aguantar por algo que quieres.

Uno no nace siendo fuerte, es la vida la que te hace fuerte. Los sucesos que sufrimos en ella. Las pérdidas, los corazones rotos, las desilusiones, el engaño y todas esas cosas que por un momento te hacen pensar que no puedes ir aún más abajo. Entonces, ese es tu momento de aprender. De salir adelante, avanzar.

Siempre hay alguien que está peor que uno aunque no querramos verlo. Aunque estemos hundidos en un pozo de autocompasion. Hay gente que lucha por vivir un minuto más, gente en medio de las guerras escapando por vivir. Gente que no pierde a un ser querido, si no, a toda su familia. Hay mucho sufrimiento lamentablemente en el mundo.

Miro atentamente la pared blanca, aún pérdida en mis pensamientos. Escucho la respiración de Adam, pero lo ignoro.

¿Qué estoy dispuesta a renunciar? A todo.

—Isabella.—Pronuncia mi nombre algo temeroso. Lo miro, aún lleva sangre en su camisa. Cierro mis ojos con fuerza. Verlo duele.
—Por favor, Adam. No puedo verte así. No puedo.—Digo en un apenas audible susurro.
—Ya están trayendome una camiseta limpia.
—¿Te quedarás?.—Pregunto mirándolo.
—Nadie sería capaz de alejarme de ti esta noche.

Sólo me limito a asentir, centro mi mirada nuevamente en la pared. Siento la mano de Adam sujetar la mía y presionarla un poco.

—Todo estará bien, amor.

Sólo quiero que esas palabras sean ciertas, porque en este momento no lo tengo seguro. Lo sentí...ya no lo siento. Me siento vacía. Incompleta.

Ya no siento que puedo ser esa chica la cual era, no se si el dolor se irá. Sólo siento como mi corazón ha sido arrebato sin ningún tipo de piedad. Como me despojaron de mi pequeño o pequeña.

Sin poder evitarlo, lágrimas comienzan a brotar de mis ojos. No me he permitido llorar frente Adam, pero no puedo seguir conteniendolo. Libero el sollozo que me estaba ahogando. Escucho como Adam maldice un montón de malas palabras antes de rodearme con sus brazos.

Un abrazo el cual necesito por que a pesar que nadie puede hacer que mi bebé vuelva a donde estaba hace unas horas atrás, este abrazo me hace sentir que no estoy sola. Que tengo a Adam para derrumbarse en sus brazos. El besa mi cabeza  repetidas veces. Rodeó su cuerpo con mis brazos y noto que se ha quitado la sudadera.

La puerta se abre y no me alejo del cuerpo de Adam. No quiero que nadie me vea así. Rota.

—Gracias Kyler.—Dice Adam con voz algo ronca. Este es un momento incómodo, retengo mi sollozo.
—Yo...umh, lo lamento.—Dice Kyler algo incómodo.— Cualquier cosa que necesiten me llamas hermano. No hay horarios.

Escucho unos pasos y luego como se cierra la puerta. Adam acaricia mi espalda. Me alejo de el porque se que debe de tener frío. El toma mi rostro entre sus manos y me obliga a mirarlo.

—Se que te duele cariño. A mi me duele. No quiero imaginarme a ti.
—¿Por qué? ¿Por qué mi bebé?.—Susurro en un hilo de vos. El muerde su labio y vuelve abrazarme.
—Porque no lo sé amor. Esto no lo merece nadie. Ni tu, ni nadie. Es un dolor indescriptible. Nunca nada ha dolido tanto como esto.
—Nunca. Siento que me han arrancado el corazón. Sin ningún tipo de sedante. Simplemente lo tomaron, lo arrancaron.
—No se que decir. Intento hacerte sentir bien, pero no creo que haya algo que pueda hacerte sentir mejor en este momento.
—No, no lo hay. Como tampoco hay algo que pueda devolverme a mi bebé.

El no dice nada. Sólo guarda silencio. Se separa un poco de mi y toma el bolso que le ha traído su amigo. Se pone la sudadera y me mira. Su mirada no brilla como habitualmente lo hace. Sus ojos desprenden tristeza.

—Te ves cansado.—Susurro el se acerca nuevamente a mi y deposita un beso en mi frente.
—Tu debes descansar.—Susurra y yo asiento. Estoy agotada. No lo había notado hasta ahora.
—No me dejes sola. No tú.—Susurro y el niega con la cabeza.
—No, no iré a ningún lado.
—Duerme conmigo.—Le pido el asiente y con cuidado se acuesta a mi lado, abrazandome contra su cuerpo con precaución de no tocar la intravenosa que tengo. No se porque la tengo, pero me la han puesto.
—¿Quieres que te cante un poco?.y Pregunta y yo asiento. Comienza a cantar una de sus canciones. No se su nombre pero es bella.

Cierro mis ojos y todo se torna oscuro. Me remuevo incómoda. Me duele mis partes como si hubiese hecho algún tipo de esfuerzo. Miro a Adam que tiene su camisa llena de sangre al igual que sus manos. Frunzo el ceño. Escucho un llanto, el de un bebé. Miro a mi alrededor y hay muchas madres con su hijos. Una enfermera de la nada aparece y me entrega un bebé cubierto en una mantita. Sonrió recibiendolo, mi bebé.

Lo volteó con cuidado para poder verlo. Pero mi corazón se detiene. Es un bebé, es un bebé que aún no está formado. Es mi bebé.

Abro mis ojos agitada, Adam está a mi lado intentado despertarme. Cuando mis ojos están abiertos, lloro. Fue una pesadilla con algo de realidad. Mi bebé ya no está. Mi bebé se fue.

—Ya mi amor.—Susurra angustiado. Juego con la cabeza. Ya no hay nada. No tengo nada porque luchar. No tengo a mi bebé. Sólo su recuerdo y el dolor en mi pecho.
—Siento que no puedo seguir Adam. Me quiero
—No lo digas, no.—Susurra con su voz quebrada. Lo miro, está llorando. Mi novio eata llorando.— No digas que te quieres morir.
—Mi bebé Adam. Mi bebé no está.
—Y no sabes cuanto me duele. Me duele por ti, por mi, por tu familia. Me duele saber que no vamos a verlo nacer ni que cambiaremos sus pañales. Se que a ti te duele más, pero, necesito que me prometas que no te hundiras, que saldrás adelante, saldremos adelante. No lo olvidaremos, no me malinterpretes.
—Nunca podría olvidarme Adam. Nunca olvidaré que no fui lo suficiente para mantenerlo conmigo. Para ser aquella madre que deseaba ser. Jamás me olvidaré de mi pequeño bebé que se fue de un momento a otro, sin dejarme despedir. Llevándose mi alma y rompiendo mi corazón.
—Te amo, por más que no haya sido yo quien te embarazo yo quería a ese bebé como si fuera mió, como si yo fuera su padre.
—Fuiste más padre que su verdadero padre. —Te amo, saldremos adelante juntos.