¨2¨ Travesura realizada.

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Este one shot está desde el punto de vista de Minerva McGonagall. Después de escribirlo, yo misma me reí.


En todos sus años, sirviendo para el colegio Hogwarts, Minerva McGonagall no tuvo ningún contratiempo. Todos los alumnos, en sus primeros años, solían ser realmente tranquilos y obedientes, ninguno la mortificaba, y ella se sentía bastante tranquila, pensando que obtuvo uno de los empleos más pacíficos e innovadores de toda la sociedad mágica. Claro que, todos esos pensamientos quedaron opacados en 1971, donde cuatro chicos se convirtieron en lo que más tarde sería la peor pesadilla de Minerva.

James Potter, un chiquillo que demostró inquietud incluso en su primer día de Hogwarts, y a pesar de que en su primer año, consiguió muchísimos amigos, el solo tenía un grupo de cuatro, que fueron la mortificación, y el enigma de Gryffindor. Cada vez que había problemas, ellos salían de alguna parte, o estaban conectados. Nadie nunca supo cómo era que desaparecían para luego aparecerse en un lugar completamente remoto, sin duda alguna, ellos conocían el colegio incluso más que el mismo Albus Dumbledore.

Remus Lupin era uno de los más enigmáticos del inquietante grupo. Siempre salía en las noches acompañado por James, Sirius Black y Peter Pettigrew, nadie sabía adónde iban, y ningún profesor fue consciente de ellos sino hasta sus últimos años en Hogwarts. Aquel chico, que de entre los cuatro, era el único que solía leer entre clases, se suponía que sería el prefecto que cambiaría las bromas, por buenas notas, pero a pesar de todo, James y Sirius seguían en las mismas.

Sirius Black fue una sorpresa para la casa de Gryffindor. En cuanto el sombrero seleccionador puso a prueba su mente, ya nadie miraba, porque como otro de los Black que pasaba por aquel asiento, de seguro iría a Slytherin, como toda su familia, que era una de las que tenía el linaje completamente limpio e infestado de magos odiosos que como algunas familias, piensan que el Secreto, es algo muy precario para la posición que los de sangre limpia deberían ocupar. Todos soltaron exasperados suspiros cuando el sombrero gritó más alto que a muchos alumnos: ¡Gryffindor!

Todo iba muy mal con Los Merodeadores, solo ellos sabían el porqué de ese nombre, y el qué era lo que hacían tan inteligentemente para que nadie los descubriera, sin duda, dejaron una huella en Hogwarts, que más tarde sería la ayuda que los gemelos Weasley necesitarían.

Minerva ya sabía que era lo que todos los días le esperaba, una nueva travesura en los lavabos de las niñas, una misteriosa desaparición de las escobas del equipo de quidditch de Slytherin, Severus Snape con otro sarpullido igual de misterioso en las orejas y una pequeña ratita destrozando toda la oficina del profesor Slughorn. Siempre era lo mismo, los Merodeadores eran reñidos y no castigados ya que no habían pruebas de que ellos eran los culpables, sin embargo, McGonagall los conocía lo suficiente como para saber que ellos habían sido, en especial, porque nunca lo negaron.

Muchas veces, los compañeros de cuarto de James y Sirius los escucharon recitar: Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas. Pero nunca fue etiquetado como algún tipo de hechizo o contraseña, ya que siempre lo hacían a escondidos, donde nadie pudiera verlos o escucharlos.

No fue hasta un día dónde las plegarias de Minerva por fin fueron escuchadas, que los Merodeadores fueron atrapados con las manos en la masa.

James Potter empuñaba su varita, apuntando al pecho de Severus Snape, mientras que Sirius, y Peter Pettigrew le gritaban un extraño apodo: Quejicus, Quejicus, era lo que le decían mientras este, estaba colgando de la torre de Astronomía.

—Insolente, totalmente inaceptable. Dos contra uno, ese no es un comportamiento de un Gryffindor, Potter, Black, Lupin, Pettigrew—La profesora McGonagall estaba echando furias desde su boca, pero una parte de ella estaba super feliz. Por fin los había atrapado.

Harry Potter © One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora