¨23¨ Ser auror

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Este one-shot ocurre después de la historia de Delphi, pero no se le hace ninguna mención, ni hay spoilers de Harry Potter y el Legado Maldito. Escrito por mí.


Desde que Harry Potter logró familiarizarse con la sociedad mágica, descubrió que los magos una vez que completaran su educación —que estaba muy lejos de ser parecida a la de los muggles— debían de escoger un buen empleo basándose en sus aptitudes y preferencias. Habían distintos cargos y posibilidades, como el de montar una tienda de artilugios, participar en la imprenta de periódicos famosos o el cuidado de animales. La escritura y la exploración también contribuían a un buen estatus social dentro de la sociedad mágica. 

No obstante, en sus últimos años en Hogwarts, Harry se sorprendió a sí mismo deseando encarecidamente ser un auror: una especie de protección mágica brindada a las personas. Fueron ellos quienes en su momento fueron contratados para proteger Hogwarts de las atrocidades del señor Tenebroso y protegían a toda costa a la población del peligro inminente. Los aurores eran un grupo de personas valientes y parciales con grandes disponibilidades mágicas, por eso, no es sorprendente que muchos de los jóvenes compañeros de Harry y participantes de la Guerra de Hogwarts, más tarde se convirtieran en increíbles aurores.

Después de que Harry derrotará a lord Voldemort —una historia muy larga de contar— y salvara al mundo mágico y muggle en sí, las increíbles influencias y personas que lo admiraban crecían como espuma, cada día le llegaba muchísima correspondencia de personas que no conocía y de autores famosísimos para invitarlo a sus firmas o a la inauguración de grandes comercios —claro que el solo asistió a una, la de Sortilegios Weasley—. Sin contar que una de las personas en la que más confiaba y lo había ayudado muchísimo durante toda su inolvidable juventud, ahora era dueño del cargo de Ministro de Magia, Kingsley Shacklebolt.

Cada vez experimentándose más y teniendo a su disposición muchísimos empleos de gran importancia, Harry optó por seguir su sueño de ser auror. Más tarde, luego de completar sus estudios y ya teniendo grandes influencias, Harry comenzó a trabajar como auror, con esfuerzo y dedicación en el Ministerio, en donde pese a las pasadas circunstancias, nunca creyó que trabajaría.

Cuando por fin logró abrirse camino entre ascensos y ascensos, Harry veía que su trabajo no podía complacerlo de mejor forma, trabajar de auror era su ambición y sentía que lo completaba y lo hacía sentir útil para toda la sociedad mágica eternamente.

A lo largo de la historia mágica, muchísimos magos tenebrosos se abrieron camino en la sociedad mágica, muchos como: Raczidian, Gormlaith Gaunt, Grindelwald y lord Voldemort, fueron de los más peliagudos de recordar, claro que la lista continúa... 

Pero pequeños crímenes e infracciones graves se veían aún día a día por todo el país y por todo el mundo. El recorrido más largo para Harry en función a atrapar a un posible asesino repelente a la sangre limpia, fue de dos días y medio, cuando lo atraparon en un callejón oscuro al borde de la locura. Su nombre, Rago Moseley, permaneció en los expedientes de la oficina de Harry durante meses.

Al final, resultó que no había terminado nunca de asesinar a nadie, solo a agredir, por eso su condena no fue la de asesinato, pero si permaneció muchísimos años en San Mungo pese a su delicado estado mental, para luego ser encerrado unos meses en Nurmengard gracias a su increíble dificultad por entender el idioma inglés. 

Sin embargo, había un caso que realmente hacía que la cabeza de Harry palpitara dolorosamente, era un caso que tenía bastante removido no solo al Departamento de Misterios y de Seguridad Mágica, sino a todo el ministerio en sí. Era un caso que no sorprendía a nadie pero despertaba la curiosidad en muchísimas personas: Augustus Rookwood había escapado de Azkaban sin dejar rastro.

Harry Potter © One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora