Capítulo 10

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Era un día perfecto para hacer una barbacoa en el jardín. Mady aminoró al llegar a la entrada del edificio de Jade. Técnicamente estaba diseñada para vehículos de reparto y servicios para los residentes. Al ver a Jade, dio marcha atrás, feliz de no tener que encontrar aparcamiento en el pequeño garaje bajo el edificio.

- ¿Cómo? ¿No bajas la capota? ¿Qué clase de excursión es esta? -bromeó Jade mientras montaba en el deportivo Wrangler.

-Sobrevivirás.

Mady se dirigió a la autopista. Su hermano y su familia vivían en Frisco, cuya distancia, que era solo de veintisiete kilómetros desde Dallas, era la equivalente a conducir a Oklahoma.

-Además, no querría que te despeinaras, ¿no te parece?

-Sobreviviré.

Jade repasó a Mady con la mirada, escrutando cada centímetro de su cuerpo.

Curioso: Mady estaba todavía más sexy con pantalones cortos y camiseta que con un vestido para salir. A lo mejor era porque la ropa informal enseñaba más carne firme y bronceada. Ignoró a la parte de su mente que se preguntaba por qué se daba cuenta de esas cosas de repente y dijo:

-Estás fantástica.

Mady se miró la camiseta verde lima, los pantalones cortos caqui estilo militar y las sandalias verde limón.

- ¿Has desayunado? A lo mejor es la falta de comida la que te provoca alucinaciones. A este atuendo lo llamo «estilo arrugado de barbacoa» y es de todo menos fantástico.

-La belleza está en el ojo del que mira.

-En serio, Jade, ¿has comido algo?

Jade le puso una mano en el hombro y la otra en la rodilla.

-No necesito comer para saber que estás guapa, ¿vale?

Ruborizada por estar malinterpretando la situación como una insinuación, Mady se las arregló para farfullar un agradecimiento antes de cambiar de tema.

- ¿Qué hay en el paquete?

Jade enarcó las cejas.

- ¿Paquete?

-El que has dejado en el maletero. Ya sabes, cuando has montado en el coche...

«Jesús -pensó Mady-, ¿qué le pasa hoy?»

-Ah, ese. -Jade retiró las manos, al darse cuenta de que incomodaba a Mady. Se sintió mal al pensar que su caricia la había hecho ponerse en tensión-. Un fusil de agua de Spiderman. Todo niño de ocho años debería tener uno.

-Amy te matará.

Jade esbozó una sonrisa traviesa.

-Pero a Anton le encantará. ¿Tú qué le has comprado a Carl?

-El planeador de triple potencia de Spidey y el número l 5 de Amazing Fantasy.

- ¿Seguro que lo último es para Carl?

Mady puso los ojos en blanco.

-Es un cómic, boba. La primera aparición de Spiderman en un cómic de Marvel. Es un artículo de coleccionista.

-Qué alivio. Temía que te hubieras desviado a una tienda de juguetes para adultos sin querer, pero en lugar de eso le has comprado algo de lo que arrepentirse cuando sea mayor.

- ¿Arrepentirse? -preguntó Mady, con cara de incomprensión.

-Tiene ocho años. ¿De verdad crees que va a tener el cómic metido en su celofán los próximos veinte años?

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