Cuando se apagaron los gritos, Jade pudo al fin fijarse en el mar de rostros que la miraban. Las sospechosas habituales, Allison, Dinah y Emma, estaban presentes, junto con el personal del Lakeside al completo. Localizó a varios miembros de la comunidad gay y lesbiana, todos los empleados de su clínica y algunos de sus amigos médicos.
Alguien tenía que haberle mirado el ¡Phone para elaborar la lista de invitados. Había un montón de gente. Lucy Schuester estaba frente a ella y decía algo, pero con la músicade Jerry Lee Lewis y su «Thirty-nine and Holding» a todo volumen, lo máximo que podía hacer Jade era intentar leerle los labios. Asintió cuando Lucy vocalizó algo parecido a « ¿whisky?».
Lucy fue al bar y Jade la observó mientras desempeñaba su misión. Lucy siempre vestía un «uniforme» básico de pantalones caquis y polo o camisa de colores apagados y Doc Martens. Llevaba el pelo muy corto y siempre peinado igual, no lucía joyas salvo un sencillo reloj de acero inoxidable y un anillo de oro en el anular de la mano izquierda. A Jade le caía bien y agradecía todo lo que hacía para facilitarle la vida a Mady.
Mady, Allison y Emma se congregaron alrededor de Jade e intercambiaron abrazos y exclamaciones.
—Tendrías que haberte visto la cara—gritó Allison por encima de la música—. ¿Quién iba a pensar que era tan fácil engañarte?
—Te hemos dado una sorpresa, ¿verdad? —quiso saber Mady.
Jade se rió.
—Seguro que se me ha quedado cara de tonta. No tenía ni idea de que preparaban algo. Me han pillado. —Le rodeó a Mady la cintura con el brazo, se acercó y le susurró al oído—: Ha sido toda una sorpresa, señorita Evans.
—No me mires a mí. Ha sido un esfuerzo colectivo —señaló al resto del equipo y añadió—: Todas tenemos la misma culpa, quiero decir, el mismo mérito. Ahora, es hora de que la buena doctora se pasee por su fiesta para saludar a sus invitados —concluyó, y le dio un ligero empujón hacia la concurrencia.
Jade se moría de ganas de quedarse justo donde estaba, pero Mady tenía razón: tenía que circular un poco. Le dio un beso en la mejilla y murmuró:
—Gracias por todo.
A continuación se alejó de ella, pese a sí misma. Mientras se daba una vuelta por el restaurante, se sintió muy impresionada por cada detalle de la fiesta. Había lámparas de papel de colores que formaban un arcoíris iluminando la sala y las mesas estaban adornadas con jarrones de cristal con margaritas gerbera de colores. Los camareros recorrían la sala instando a los invitados a disfrutar de los deliciosos snacks que llevaban en las bandejas, y cerca de las puertas del Muelle había una enorme mesa cubierta con más manjares. Un pinchadiscos alternaba canciones retro de los ochenta. Jade supuso que luego habría baile, así que se tomó el tiempo necesario para charlar con varios grupos de amigos, colegas y conocidos y, de paso, probar la comida.
Unos tres cuartos de hora después, Jade había vuelto al punto de partida, vio otro rostro familiar y se extrañó de no haber visto a Layna en la primera vuelta. La alta mujer
castaña estaba de espaldas a la barra, abarrotada de invitados pidiendo bebidas. Jade atravesó la multitud para saludarla.A Layna se le iluminaron los ojos cuando la vio y la saludó con la mano. Al mismo tiempo, un hombre que había a su lado se volvió a medias y le pasó una copa. La luz del bar lo iluminó de perfil mientras le rodeaba los hombros con el brazo y le besaba el cuello. La sonrisa de Layna vaciló y enseguida se convirtió en una mueca cuando Jade se detuvo en seco, petrificada. Cuando Layna echó a andar hacia ella, Jade se obligó a moverse de nuevo. Ignorando las miradas de los invitados, corrió hacia la puerta y no se detuvo hasta llegar al callejón de la parte trasera del restaurante.
ESTÁS LEYENDO
VerdaderoAmor.com
RomanceTodo el mundo sabe que el amor verdadero es una fantasía... ¿cierto? Las amigas de Madison Evans creen que ella está destinada a envejecer sola, porque, aunque es una empresaria de éxito, divertida y preciosa, solo conoce mujeres en las novelas romá...