Capítulo 14

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—Es raro almorzar sin Jade— comentó Alison, mirando a su alrededor.

Mady no les había dejado lugar a dudas al llegar: Jade no almorzaría con ellas aquel domingo. Eso sí, se había mostrado deliberadamente evasiva sobre los motivos de su ausencia.

—Mady está en la cocina —les dijo Dinah—. Así que pueden cotillear a gusto unos minutos.

Emma le tiró un palito de pan por encima de la mesa.

—Chitón. No estamos cotilleando. Sencillamente nos preocupamos por nuestras amigas. ¿Alguien sabe algo de lo que pasó la otra noche? Yo no le he podido sacar nada a Mady.

—Ojo con los palitos arrojadizos —la advirtió Dinah—. Sé que están preocupadas, pero Mady nos lo contará cuando esté preparada. Está claro que lo que fuera que pasase en
la fiesta las afectó a las dos.

—Tienes razón, cariño —concedió Allison—. Pero cuesta no hacerse preguntas.

— ¿Preguntas sobre qué?

La cuestión no vino de Dinah, y Allison se riñó internamente por dejar que Mady las pillara in fraganti. Ya puestas, se dijo que lo mejor era tirarse a la piscina.

—Nos preguntábamos qué había pasado entre Jade y tú.

Mady se preparó mentalmente para responder. Sabía que sus amigas habían estado esperando una explicación. No sabía por dónde empezar ni si tendría fuerzas para contar la historia. Le había dado muchas vueltas a lo que había sucedido en su despacho la noche de la fiesta y había llegado a la conclusión de que Amber había jugado con las dos. Aun así, tenía sus dudas sobre los verdaderos sentimientos de Jade. ¿Estaba celosa de que Mady también pudiera atraer a mujeres guapas? Jade la había apoyado siempre, pero a lo mejor había dado demasiadas cosas por sentadas.

Un palito de pan convertido en varita mágica la hizo volver al presente.

—Abracadabra, aterriza —la llamó Emma, que usó el mismo proyectil de antes para intentar sacarla de su ensalmo.

—Jade y yo tuvimos una discusión muy fuerte. Una buena pelea —soltó Mady de golpe.

—Eso ya lo habíamos supuesto.

— ¿Quieren que les cuente o no?

— ¿Ahora quieres pelearte con nosotras? —Emma le puso una mano en el hombro a Mady  y la atrajo para sí—. Es broma, cielo. Estamos aquí para ti. Cuéntanos lo que quieras.

—No sé por dónde empezar. Amber, la mujer que conocí por Internet y con la que quedé un par de veces, se presentó en la fiesta. Resulta que Jade también la había conocido por esa misma página y se acostó con ella la primera noche que salieron.

—Ups —murmuró Emma, en nombre de todo el grupo—. Y supongo que te
enteraste en la fiesta.

Mady asintió.

—Pues sí. Jade entró en el despacho como una loca con un ataque de celos justo cuando le estaba diciendo a Amber que me molestaba que se hubiera presentado allí sin que la invitara. Jade supuso que estaba intentando ocultarle algo y que no quería que supiera que salía con Amber. Y yo, mientras, sin tener ni idea de que ellas habían salido antes. Ahí me ven, presentándolas.

— ¿Y qué hizo Amber mientras se peleaban por su culpa?

—Eso es lo raro, que flirteó con las dos. Y cuando le dije que se marchara, intentó que Jade se marchara con ella.

—Raro es decir poco —opinó Emma—. ¿Qué hizo Jade?

—Le dijo a Amber que pasara de ella y se marchó. Por lo que yo sé, a lo mejor luego se enrollaron.

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