—¡Qué maravilla tenerte por aquí!
Mi madre me abrazó mientras entraba a la casa. Había pasado un buen tiempo desde la última vez que la había visitado y al leer su mensaje en la mañana no podía negarme a no verla. Al ser más alto le besé la parte superior de su cabeza y me sonrió con cariño.
—Sí que estás más guapo cada vez que te veo—me apretó un cachete, lo cual me hizo resoplar—. No pensé que vendrías.
—Ya sabes, extraño a mi madre.
—Deberías visitarme más a menudo entonces.
—Bueno, ahora que tengo tiempo los fines de semana prometo venir a verte más seguido.
—¿Qué no trabajas los fines de semana?—preguntó confundida.
—Sobre eso... renuncié en la cafetería. Presenté la carta ayer.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque he estado lleno de trabajo en la empresa de papá y me sentía agotado. Últimamente han pasado demasiadas cosas en mi vida y necesito tiempo.
Había pasado poco más de dos semanas y las cosas se habían intensificado un poco. Entre la empresa, renovar mi casa tras la hazaña de Marie y la carta de divorcio express que me llegó hace apenas dos días decidí reorganizar mi vida totalmente. Tomarme las cosas con calma y a mi propio tiempo.
—Con lo que te gustaba trabajar ahí—murmuró mi madre.
—Sí, bueno, ayer hice mi último día ahí. Roberto casi me mata cuando supo que ya no seré su compañero de bromas.
—Ese muchacho, dile que venga a verme. Por cierto, su novia es adorable—dijo mi madre.
Hace un par de meses Roberto me acompaño a mi cena familiar con su novia. A mi madre no le molestó a que les invitara ya que siempre dice que mientras más gente ¡Mejor! Y desde entonces les agarro mucho cariño y sigue diciéndome para que vinieran.
—Se los diré cuando los vea—le prometí—. Pero ahora como mi madre tienes que escuchar los lamentos de tu hijo.
—Pues entonces vayamos a la sala, ¿Quieres algo de beber?
—Una coca-cola estaría bien, má.
Minutos después estábamos sentados en la sala. Echando un vistazo me di cuenta de que nada en realidad había cambiado. Todas nuestras fotografías seguían colgadas en las paredes, los tulipanes naranjos seguían estando en el centro de la mesa y el aroma a vainilla seguía reinando alrededor. Lo que realmente me llamó la atención fue una fotografía de Selena conmigo en el baile de graduación. En todos estos años jamás la había visto, mi madre, quién supo lo que estaba mirando dijo:
—Se veía increíble ese día.
Me quedé callado. En lo que de refiere a ese tema, soy nulo, me he rehusado todos estos años a hablar de ese día y lo seguiré haciendo.
—Olvidemonos de eso—murmuró después de varios minutos—. ¿Qué tienes para contarme?
Tomando una respiración le conté absolutamente todo. Le conté sobre el divorcio express que estábamos tomando Marie y yo tras su marcha. Le conté su gran hazaña en mi casa, la frialdad con la que me trataba cuándo estábamos a solas. Le dije sobre Selena, que la había visto y que ella estaba perfectamente bien.
Mi madre, cada vez mas sorprendida se llevo una mano a la boca. Sin dudas no se esperaba nada de esto y debió de ser una sorpresa total. Ella no sabía nada acerca de nuestras discusiones con Marie y me regaño por no contarle, al final lo comprendió y me sonrió con cariño. Ella no dijo nada acerca de la frialdad de Marie, pues ya sabía que ella ya no tenía esos sentimientos por mí. Sé que lo veía cada vez que Marie me miraba.
—Lo único que puedo decirte ahora es que estas cosas pasan y debemos aprender de ellas. Los matrimonios no funcionan la mayoría del tiempo y más cuando te casas sin conocerla—dijo—. Pero a pesar de todo sigue sin caberme en la cabeza que ella te haya tratado de esa manera cuando sólo intentabas darle todo el amor que podías como marido. No te sientas mal por ello, porque no pienso consentirlo, ¿vale?
—No me siento mal, al contrario.
—Eso esta bien, supongo. ¿Para cuándo tienen el divorcio definitivo?
—Para tres meses más.
—¿Cómo? ¿Es que lo quieren express?
—Algo así, idea de ella. Y la verdad es que no me desagrada la idea.
Fruncí el ceño y di otro sorbo a mi bebida. ¿Debería contarle sobre Selena? Mi madre seguía adorándola después de todos estos años y aún sabiendo que ella no la recordaba en lo absoluto.
—Mamá... hay algo más que necesito decirte.
—Espero que sean buenas—sonrió.
—Sí, lo son—aseguré—. Pero no sé cómo decírtelo—me rasqué el mentón, nervioso.
—Vamos, que me estás asustando.
—El mes pasado mientras trabajaba en la cafetería vi a Selena y-
—¡¿Cómo que has visto a Selena?!—me cortó.
—¡Relajate, mujer! El asunto es que, yo estaba trabajando y ella entró con una amiga y yo les atendí. Al día siguiente ella apareció por allí otra vez y la volví a atender. La tercera vez fue cuando venía saliendo de una junta con unos amigos y su coche tenía una rueda pinchada así que la lleve a casa.
Ahora que lo recordaba, ese día después de dejarla en su casa agende su numero telefónico en mi móvil y nunca la llame. Tenía miedo de que haya sido una broma de su parte y haya quedado como un imbécil.
—¿Y cómo estaba?
Sonreí. Seguía preocupándose por ella sabiendo que, ella no la recordaba en absoluto. Fue duro para todos y más para ella porque pensaba que no lo merecía y la quiere como una hija hasta el día de hoy.
Olvidándome de aquello le respondí:
—Estaba perfectamente, mamá.Miró la fotografía de nosotros y sonrió con cariño. Luego, movió la cabeza y me preguntó por el bebé.
—Pues ya sabes ¡Es un Bieber!—dije con orgullo. Si bien la relación con Marie no funcionó, no me arrepentía en lo absoluto del bebé que venía en camino. Iba a ser un varón, mi muchacho—. Le queda un mes y medio y estoy bastante ansioso.
—¿Compraron las cosas necesarias?
—La verdad es que sí. De hecho, le hice su habitación la semana pasada con la ayuda de Jilie. Aún no se lo he comentado a Marie pero seguro no le molestará.
—Pues ya sabes, si se opone ¡Qué se jorobe!
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«Remember» |2ª Temporada Wonderland|
Ficção AdolescenteDespués de ocho años, Justin se encuentra con Selena de la manera más inesperada, en el peor momento de su vida cuando descubre que Marie lo había estado engañando todo este tiempo. Las emociones enterradas por parte de ambos empezaran a surgir, al...