Capítulo seis

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—Hombre, no puedes estar hablando en seriome dijo Roberto—. Hace tiempo que no sales. Necesitas salir y despejarte.

—No lo sé, hombre. No me encuentro de demasiados ánimos.

Pude oír su suspiro a través del teléfono. Obviamente no le gustaba mi respuesta y sabía que no iba a pasar hasta conseguir lo que quería: que yo fuera.

—Necesitas hacer cosas de hombre y divertirte un rato. El cumpleaños de Austin es la ocasión perfecta y-

—¿Y quién diablos es Austin?—lo interrumpí.

—¡El primo de Jilie, idiota! Pero como iba diciendo. Su cumpleaños es la ocasión perfecta para que salgas y te diviertas. Se celebrará en el bar, así que ten por asegurado de que si te aburres puedes ir a divertirte a tu manera sin nosotros alrededor.

—Para eso voy a algún otro bar solo—dije—. Pero ya que insistes iré.

—Perfecto. Te mandaré la dirección por mensaje y te veré allí en media hora.

Y en efecto. Tras enviarme el mensaje, me bañé y media hora después me encontraba en el bar. El lugar se encontraba abarrotado de gente y se me hacía complicado llegar a las mesas del fondo donde se encontraban. Mientras me hago espacio entre las personas sin querer cocho con una chica provocando que se caiga. Rápidamente la ayudo a levantarse y me disculpo. Ella se tambalea un poco y supe que se encontraba un poco ebria.

—No te disculpes—dijo pasándose las manos por el vestido—. Sin dudas yo también iba distraída.

La chica levantó su mirada y sonríe al reconocerme.

—No esperaba verte por aquí.

—Tampoco yo, Selena—me pase las manos por mi cabello y me devolví la sonrisa.— ¿Te has dado cuenta de que nos encontramos en los lugares menos esperados?

—Ni me lo digas.

Sin previo aviso se acercó a mí y posó sus manos en mis hombros y acercó sus labios en mi oído. Me quedé inmóvil y la agarre de la cintura cuando me mordió el lóbulo.

—Esperé tu llamado—dijo luego de unos minutos.

—He estado ocupado.

Apreté mi agarre en su cintura y enterré mi cara en su cuello, aspire su aroma. Se sentía irreal el hecho de tenerla así conmigo, cómo si estos ocho años no hubieran transcurrido nunca. Casi gemí cuando ella se alejó con una pequeña sonrisa.

—Qué pena. Hubiéramos tenido más momentos así si lo hubieras hecho—dijo—. Nos veremos luego. Me debes un baile.

Dicho esto, se alejó y, guiñándome un ojo se perdió entre la multitud. Estuve ahí parado como un idiota por varios minutos hasta que oblique a mis piernas reaccionar y caminar. Pasando entre la gente por fin divisé a Roberto, éste, al verme, sonrió. Copié su acto y me acerqué a la mesa donde saludé a todos.

—Hasta que llegas, hombre.

—Sí—dijo Jilie riendo—. Creíamos que te habías muerto.

—Lo siento. Me entretuve un poco en la entrada... si sabes a lo que me refiero—le guiñe un ojo.

—Sigues siendo un Don Juan. Por cierto, Justin, éste es mi primo Austin—dijo presentándome a un chico alto, de pelo negro y ojos verdes.

—Hombre, feliz cumpleaños.

Él hizo un movimiento de cabeza y siguió bebiendo de su cerveza. No parecía estar entusiasmado con su cumpleaños o siquiera el hecho de estar aquí presente. Me hice el tonto y pedí una cerveza.

Estuvimos en la mesa durante media hora bebiendo y tirándonos unos cuantos chistes. Durante todo este tiempo me fijé varias veces en que Austin miraba continuamente la pista de baile.

—Si quieres ir a bailar, ve—le dije—. No es necesario que mires la pista continuamente teniéndola en tus narices.

Él me miró durante unos segundos y sin decir una palabra, se paró de la mesa y se marcho.

—¿Cuál es su problema?—le pregunte a Jilie. Ella se encogió de hombros.

—Por lo que me contó, se encontró a su ex y ella lo mando a volar. Sinceramente, me alegro por eso a pesar de que sea mi primo.

—¿Por qué?

—Él la engaño con varias de la empresa en la que trabaja.

Ahora podía entender mejor su estado de ánimo y el hecho de que él parecía no querer estar aquí. Pero bueno, si iba a estar así con nosotros por algo que él mismo provocó era mejor que se perdiera y no nos amargara a nosotros.

—¿Y si mejor bailamos?—propuse luego de unos segundos— estoy cansado de estar aquí sentado. Necesito más acción, joder.

—Concuerdo contigo, hombre—dijo Roberto.

Me levanté de la mesa y, dirigiéndose a la pista de baile no pude evitar acordarme de Selena. Me pregunté si se encontraría todavía por ahí, la verdad era que deseaba que así fuera. Para ser honestos, no me esperaba que ella coqueteara me coqueteara de esa forma. Era un lado que sin dudas nunca había visto de ella y que sin embargo, me gustaba. Me gustaba muchísimo.

Olvidándome de aquello sacudí mi cabeza y aproveché de bailar con la rubia que se encontraba a mi lado. Tenía que recordarme a mi mismo que si me aleje de ella fue por una razón. No podía entrar a su vida sólo por un capricho de quererla nuevamente conmigo. Aunque la idea de tenerla entre mis brazos y hacerla toda mía sonara terriblemente tentadora.

«Remember» |2ª Temporada Wonderland|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora