Capítulo 25

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-¡Mademoon! - Fui recibida por Sam y unos especialistas que revisarían mis sistemas y el daño externo.

-Sientate linda, todo estará bien -. Me dijo Polanco, indicandome una mesa de revisión médica gigante.

Procedí a acercarme y sentarme, sentía dolor, tanto físico como sentimental... estaba segura de que los Autobots me odiaban por aquella Gran mentira, y Smokescreen, mi amor... me miró con aquella expresión de odio que me llegó a la Spark. Quería asesinar a los miembros de la BBSA por tal traición, sobre todo a su Comandante líder: Chris.

-Mademoon -. Me llamó la atención aquella persona especial para mí, Samuel era todo lo que tenía ahora. Lo observé, y mis sentimientos comenzaron a fluir, cayendo gota tras gota de Energon de mis ópticos.

-Oh Moon... es tan difícil. Pero, debe haber algo que podamos hacer -. Trató de animarme.

-¡No Sam! No hay nada que podamos hacer... perdimos -. Respondí con gran dolor en mi voz.

Samuel sólo se limitó a observarme y acariciar mi gran mano, gigantesca para él. Él y los especialistas habían subido a la mesa médica. Dos especialistas revisaron la herida de mi mano izquierda, indicándoles a otros que ya podría continuar, dos más se acercaron y limpiaron la herida. Por supuesto que me dolía, pero en ese momento no me importaba, doliera o no doliera no lo sentía totalmente. Prefería sufrir por haber visto marchar a los Autobots creyendo esa mentira montada, creyendo que yo era mala, cómplice de los Estados Unidos. No, nada de eso era verdad ¡Chatarra sea!

En poco tiempo mi herida fue cerrada gracias a aquellos especialistas, entrenados precisamente para asistir a cybertronianos heridos en caso de que no contaramos con alguno de sus médicos. Esa idea se puso en práctica y sirvió aquel día.

-Mademoon, buscaré la solución y no descansaré hasta dar con ella -. Me dijo Polanco por última vez, para proceder a retirarse luego con los especialistas finalizado ya su trabajo, dejándome a solas.

Me recosté en la mesa donde me hallaba sentada, me dolía la Spark. ¿Qué tal si la BBSA había planeado tumbarlos en pleno vuelo? ¿Y si los asesinaron esta vez? ¿Y si no los volvía a ver? ¿Y si no volvía a estar nuevamente con mi Conjux Endura? Todas esas preguntas llenaron mi procesador, asustandome con la idea de que los habían asesinado. No podía hacer nada, tenían armas que podrían llegar a matarme. Solo podía limitarme a llorar, y tratar de consolarme con la idea de que tal vez habían escapado a tiempo, y yo les habría dado el tiempo suficiente, cuando comenzaron a atacarme, para que no los siguieran. La nave no podría ser detectada por radar, y ya estando muy alejados de la órbita terrestre estarían a salvo, esperaba que estuvieran a salvo... aún así me odiaran.

Llegué al punto de caer en la recarga, en calma, paz y tranquilidad. En los sueños no había tiempo, no había consciencia del todo, y a veces nada de maldad. Podías controlarlo a él si lo deseabas, y no él a ti. Por supuesto, nosotros también soñamos y no tan diferente a como lo hace un humano. Podía soñar que estaba feliz con mi pareja, estando con la gran familia a la que pertenezco, los Autobots. Podía soñar que eliminaba la maldad del Universo entero, viviendo todos los seres con felicidad y paz. Pero, también podía soñar nuevamente en lo que me sucedió de sparkling, y sí, ese fue mi sueño aquella tarde.

La Nave con su luz roja de alerta, mis padres colocándome en una pequeña cápsula de escape mientras ambos me decían que me amaban en cybertroniano, llenos sus rostros de lágrimas, miedo y desesperación. La cápsula fue sellada, la nave comenzó a despedazarse y luego... oscuridad y silencio.

Transformers: MademoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora