Capítulo 26

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Desperté la mañana del día siguiente. Todo a mi alrededor se encontraba solitario, en silencio, deseaba poder quedarme recostada en aquella mesa médica toda la vida, sin consumir nada de Energon... tan solo la soledad y yo. No sentía ánimos de nada, ¿Qué más me quedaba? Había perdido a mis verdaderos padres, había perdido a mi padre adoptivo... había perdido a los Autobots, toda mi familia se había ido, y era cuestión de tiempo para perder a Samuel también, según mi procesador.

Si eso sucedía, era preferible vivir en soledad y no sufrir por la pérdida de un ser querido. Porque, podía no tener familia, pero debía ser mi trabajo el defender a 《mí》país de su archienemigo: E.E.U.U , mientras viviera. Pero también sentía la necesidad de defender a Cybertron de alguna forma y la Tierra entera, aún si eso significaba defender a mis enemigos, la BBSA; sin embargo, tenía el sentimiento de odio ardiendo en mi ser, encendido a todo dar, debía matar a su líder.

Ahora que lo pienso, ¿Por qué pensaba en aquello? No iba a ganar nada con realizar esa mala acción, absolutamente nada, solo por orgullo, por culpa de ellos mi Spark se corrompía con la venganza.

Sam entró a la sala médica, donde me encontraba. Giré mi cabeza para observarlo, podía sentir la lástima que el expresaba hacia mí.

-Madeleine - Me llamó. Solo suspiré mientras le observaba -. Aún sabes quién eras antes - Sonrió -. Debes recordarlo con claridad, y por eso vine a visitarte. ¿Recuerdas a Madeleine, la niña que insistía ante todo aunque fuera técnicamente imposible?

Sonreí.

-Sí la recuerdas - continuó -. Entonces debes recordar también a Mady, la chica que nunca se daba por vencida, siempre tenía una solución para lo 《imposible》.

Reí un poco, recordando cómo molestaba a mi padre solo porque tenía la solución a todo. Él una vez llegó a decirme: "Le tienes solución hasta a la muerte".

-Le tienes solución a la muerte, Madeleine - le escuché decir a Sam -. Ánimo, algo bueno vendrá. Recuerda, la tormenta precede a la calma.

Sus palabras me avivaron el ánimo, y el hecho de que recordara a mi padre lo hizo aún más. Me senté en aquella mesa, pensando y observándolo.

-Te pareces tanto a mi padre... - Le dije.

-Nunca lo aclaramos, pero... - observé que bajó su mirada, triste -. Él y yo éramos hermanos. De diferente padre, pero de la misma madre, esa es la razón por la que tenemos el mismo segundo apellido: Viera -. Volvió a subir la mirada.

-Sam... porfavor, no llores. Es... doloroso, lo sé... - Preferí darle una muestra de afecto para tratar de consolarlo. Lo tomé en mi mano y acerqué a mí, para simular un abrazo. Él entendió y correspondió la muestra de afecto.

-Te quiero mucho, tío Sam -. Le dije, de pequeña sentía la necesidad de decirle tío, pero nunca llegué a hacerlo, hasta ahora.

-Mademoon, también te quiero pequeña -. Me respondió, se notaba felicidad en su timbre de voz.

Lo bajé de mi mano y le sonreí.

-Ya no soy una pequeña -. Le dije.

-Para mí siempre serás mi pequeña MadyMoon -. Me respondió con una sonrisa.

-Bien, es hora de dejar la depresión y buscar una solución -. Expresé.

-Eso rimó, jaja. Muy bien mi pequeña -. Me dijo.

Me levanté por completo de aquella mesa médica, observé la herida que ahora se encontraba cerrada.

-Tonto Chris. Nuestros especialistas aprendieron todo a la perfección -. Le dije, volviendo mi mirada hacia tío Samuel.

-Por supuesto, aprendieron de los mejores -. Respondió él.

-Jaja, pero qué modestia, tío -. Le dije, procediendo a caminar junto con él hasta el otro lado de la base.

Justo cuando llegamos, nos topamos con un militar encargado de las comunicaciones.

-Señor, la BBSA nos ha contactado, específicamente su líder Chris -. Nos informó.

-Chatarra -. Dijimos mi tío y yo al unísono.

Transformers: MademoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora